La eléctrica
Endesa se enfrenta a un escenario financiero desafiante tras un
laudo desfavorable en un arbitraje contra Qatar Energy, que le obliga a
desembolsar cerca de 530 millones de euros. Este impactante suceso ha llevado a la compañía a realizar ajustes significativos en su
plan estratégico para el período 2024-2026, afectando principalmente la política de dividendos y reorientando sus prioridades de inversión.
En un comunicado enviado a la CNMV, Endesa ha revelado que
"procurará" mantener un pay-out del 70% hasta 2026, estableciendo un mínimo de 1 euro por acción en este periodo. Esta cifra muestra un
ajuste a la baja en comparación con las previsiones del plan anterior, que contemplaban un dividendo de 1,2 euros para 2024 y 1,4 euros para 2025. Para el año 2023, se ha confirmado un dividendo a cuenta de 0,5 euros brutos por acción, con la expectativa de sumar un dividendo complementario en julio para alcanzar el mínimo establecido.
Este reajuste en la política de dividendos no solo se debe al
costoso arbitraje con Qatar Energy, sino también a una estrategia más amplia de la empresa para adaptarse a un entorno económico y energético cambiante. Endesa, como parte del grupo Enel, está implementando un plan que involucra
inversiones significativas en el sector energético, especialmente en el ámbito de las energías renovables y las redes eléctricas.
Enel, la matriz italiana de Endesa, ha delineado un plan de inversiones que asciende a
35.000 millones de euros hasta 2026, de los cuales 9.000 millones están destinados a proyectos en España. De esta cantidad, se espera que
al menos 2.000 millones provengan de alianzas estratégicas con socios, implicando la venta de una parte de la cartera de activos renovables de Endesa. Este enfoque refleja un cambio en la estrategia de la empresa, que pasa de la expansión agresiva en la generación de energía verde a una mayor concentración en la inversión en redes y la eficiencia operativa.
La gestión de la
deuda es otro aspecto crucial en la estrategia de Endesa. La empresa ha logrado asegurar un 79% de su deuda a tipo fijo, en comparación con el 62% anterior. A pesar de esta medida, el coste del pasivo ha aumentado significativamente en 2023, alcanzando el 3,3%, cifra que supera las expectativas previas del 2,7% para dentro de dos años. Este incremento en el coste de la deuda subraya la importancia de una
disciplina financiera rigurosa en el contexto actual.