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Los países bálticos se enfrentan a la natalidad más baja de los últimos cien años

"El número de nacimientos declina a un ritmo acelerado", subrayaba esta semana un comunicado de la oficina de estadística de Letonia

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  • Recién nacido.

Los tres países bálticos han celebrado en los últimos años una serie de centenarios -de sus constituciones o del fin de sus guerras de independencia- pero en los últimos meses la caída de la natalidad ha llevado a que muchos se pregunten cuántos habitantes quedarán en ellos al cabo de otro siglo.

"El número de nacimientos declina a un ritmo acelerado", subrayaba esta semana un comunicado de la oficina de estadística de Letonia, según el cual, en los primeros nueve meses de 2023, la tasa de natalidad fue la más baja de los últimos cien años.

El número de nacimientos registrados en los primeros tres trimestres -10.822- supone una caída del 13,9 % interanual.

"En cada mes de 2023 nacieron menos niños que en el mes correspondiente de 2022 y, además, aparte de ser menores que un año atrás, las cifras mensuales fueron también las menores de los últimos cien años", enfatizó la oficina.

La vecina Estonia también ha registrado datos preocupantes y según cifras de Estadísticas de Estonia, en 2022 nacieron menos de 12.000 niños y la tasa de nacimientos ha caído al nivel más bajo desde que comenzó a recabarse en 1919.

Lituania es, con 2,8 millones de habitantes, el más populoso de los países bálticos, pero también allí se observa con inquietud la caída de la natalidad, con estadísticas que muestran que, de 31.475 nacimientos en 2015 se ha pasado a 22.068 en 2022, casi un tercio menos.

Según un estudio realizado este año por la Universidad de Letonia, bajo condiciones óptimas -una buena situación financiera, disponibilidad de guarderías, etc.- a las parejas con hijos les gustaría tener más, mientras que el 75 % de las jóvenes sin hijos aspiraban a tener entre dos y tres.

No obstante, el estudio también mostraba que las parejas jóvenes tenían dudas debido a un futuro visto como inestable e inseguro, en particular tras la invasión rusa de Ucrania.

ESTÍMULOS INSUFICIENTES

Los tres países han tomado medidas para mejorar la situación demográfica y todos ellos ofrecen permisos retribuidos a dividir entre los progenitores de entre aproximadamente uno y dos años de duración, aunque la cuantía que se percibe, calculada en base al sueldo previo, va decreciendo a lo largo de este periodo.

Sin embargo, algunos expertos piensan que parte de los estímulos son demasiado modestos y llegan demasiado tarde.

Ilmārs Mežs, uno de los principales investigadores de Letonia en el ámbito de la demografía, dijo a EFE que la efectividad de las medidas para estimular la natalidad depende del dinero que se invierta en ellas.

"Letonia es desde hace tiempo el país más mísero de la región y uno de los más míseros de la UE en términos de incentivos familiares", explicó.

Aunque, según él, no hay ningún país europeo en el que los estímulos económicos muestren un efecto "vertiginoso", comparativamente la situación en Estonia es mejor que en Letonia, por ejemplo.

En Letonia las familias reciben una ayuda de 25 euros al mes por el primer hijo, mientras que en Estonia es de 80 euros y en Lituania 85,75 euros.

SUBIDA DEL COSTE DE LA VIDA

Otro factor, para Mežs, es la reducción de la generación anterior debido a la escasez de programas de apoyo familiar en la década de los noventa, una idea que también subraya Allan Puur, un profesor de demografía de la Universidad de Tallín, que dijo a EFE que el fuerte incremento del coste de la vida en Estonia puede estar desalentado la concepción.

"Lo que mejor explica el brusco declive de la fertilidad en 2022 y 2023 es el brusco incremento del coste de la vida. En Estonia, el índice de precios al consumo mensual empezó a subir, al inicio lentamente, en la primavera de 2021", afirmó.

El experto Kärt Allvee, citado por medios estonios, respalda la tesis de la transferencia generacional, ya que ahora hay menos mujeres que llegan a la edad de reproducción, puesto que en 1997 y 1998 hubo menos nacimientos en relación a años anteriores.

Recalcó además que las mujeres estonias suelen tener su primer hijo a finales de la veintena o principios de la treintena, y, cuanto más lo posponen, menos posibilidades hay de que tengan un segundo o tercero.

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