La sentencia considera hechos probados que la acusada, M. R. A, vivía desde 2003 hasta mayo de 2008 con su hija, que ahora tiene 18 años, en la localidad jiennense de Lopera.
“Durante todo este tiempo la acusada ha vejado y humillado constantemente” a su hija, “normalmente en el domicilio común, despreciándola y menospreciándola, insultándola y amenazándola”, según la sentencia.
En muchas ocasiones le pegaba patadas y puñetazos en diversas partes del cuerpo, a veces con una correa, y en alguna ocasión le golpeó en la espalda con una barra de cortina y un cenicero, sin que la chica acudiese nunca a ningún centro médico.
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