El Ministerio de Fomento reguló este tipo de reductores con una orden de 2008 que daba un plazo de dos años de adaptación que se cumple en octubre de 2010. En dicha orden se detalla la forma, medidas y señalización con la que deben contar. Fomento estableció una longitud máxima de cuatro metros y altura máxima de diez centímetros con rampas de inclinación hacia la cota máxima que deberán ser de 1 a 2,5 metros, según la limitación de velocidad marcada en la vía.
La Concejalía de Mantenimiento Urbano ha optado por los resaltos denominados “lomos de asno” que limitan la velocidad a 30 kilómetros por hora, de diez centímetros de altura y rampa de 1,25 metros con paso de peatón incluido. Por el momento, ya han eliminado los de caucho de zonas como La Puntilla, Valdelagrana y el Paseo de los Enamorados.
Los nuevos que se instalen serán de hormigón y la previsión del departamento municipal es instalar los tres primeros uno junto al Centro de Servicios Sociales Francisco Guerrero, en la barriada de Los Frailes, y los otros dos en el El Tomillar.
El concejal de Mantenimiento Urbano, Alfonso Candón, confirma la información facilitada por los técnicos de su área y explica que la normativa que hay que cumplir antes de octubre “sólo afecta las carreteras, pero, evidentemente, las ciudades se van adaptando a la normativa”. En este sentido, Candón pretende ir retirando los resaltos actuales “cuanto antes, como se está haciendo, para ir elaborando un proyecto global para la ciudad que unifique criterios y modelos”. Según el edil popular, “el equipo de Gobierno local quiere que cuando la normativa llegue a la ciudad, el trabajo esté hecho”.
El responsable municipal de Mantenimiento Urbano reconoce que con la aplicación de la normativa de Fomento “el Ayuntamiento se ahorrará muchas denuncias patrimoniales, sobre todo derivadas de los problemas que sufren los vehículos”.
“Como es lógico, en primer lugar se irán colocando los resaltos de las zonas más peligrosas o conflictivas en cuanto al tráfico rodado, donde se hacen necesarios bien por las características de las calzadas o por la velocidad que toman los vehículos, y el resto conforme se vayan teniendo partidas presupuestarias para ello”, puntualiza Alfonso Candón. Por el momento, el Ejecutivo municipal no se ha plateado de dónde van a salir las partidas ni cuánto dinero habrá que destinar, pero lo que tiene claro es que “hay que cumplir la normativa”.
En cuanto a los resaltos y badenes que existen en el viario de zonas privadas como Vistahermosa, deberán ser los propietarios los que asuman el coste de adecuar los reductores de velocidad a la normativa.
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