?El secreto del Teatro Villamarta es combinar experiencia y juventud?

Isamay Benavente ?Directora del Teatro Villamarta?

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  • Isamay Benavente. -
Tan sólo lleva dos años al frente del Teatro Villamarta, pero esta linense que se siente ya jerezana lleva en el proyecto desde que éste se inició hace ahora quince años. Le ha tocado asumir una etapa difícil de crisis económica, sin embargo, mantiene que con imaginación es posible una programación de calidad.

—¿Cómo son las producciones y co-producciones de esta temporada del Villamarta?
—Creo que en las épocas de crisis, uno tiene que buscar algo mejor de lo que tiene y de lo que puede ofrecer. Hemos elegido dos producciones nuestras, que ya se han presentado en Jerez y que son dos de nuestras mejores producciones: Carmen y La Traviata. Dos títulos para iniciarse en la ópera. Yo digo que esta temporada se ha pensado mucho en el público, porque necesitamos que esté con nosotros y es uno de los objetivos del teatro, que el público se abra cada vez al teatro. Son títulos muy importantes y que hay que reponer de vez en cuando para hacer público y que a todo el mundo le gusta ver de vez en cuando. Me parecía que este año había que mirar hacia lo que nosotros habíamos hecho estos quince años y es una temporada muy buena para mirar un poco atrás y rescatar lo mejor que teníamos.

—El Villamarta sigue apostando un año más por la calidad, ¿cuál es el secreto y cómo se consigue?
—Pensando mucho las cosas y estando muy atentos a todo el panorama y supliendo la falta de recursos con imaginación. En la temporada teatral, he intentando dedicarlas al humor, avaladas por los intérpretes o por el tema, y mezclando autores nuevos con autores clásicos pensando muy bien las cosas para atender a todas las sensibilidades. Con la lírica es un poco igual, combinando obras con mucho repertorio con otras de menos, intentando apostar también por la gente joven. A mí me parece que este teatro siempre ha apostado por gente que ha querido debutar aquí con un determinado papel o gente que no era muy conocida. Combinar tradición y modernidad, gente joven y experiencia.

—Esta fusión de sabia nueva y experiencia, ¿es lo que hace a esta programación diferente del resto y que la elija?
—Creo que tenemos un público fiel. Los abonados nuestros valoran mucho títulos que les apetece ver como una Traviata, una Carmen, títulos más conocidos con títulos menos conocidos. Creo que el reto también es ir formando al público. Yo creo que no puedes hacer toda la temporada Traviata, Carmen, Barbero de Sevilla… porque puede cansar, pero también como teatro público tienes que ir mostrando a otros compositores menos conocidos, a otras propuestas menos conocidas, pero que a lo mejor son igual de maravillosos. Como teatro público tienes la responsabilidad de ir formando y enseñando más cosas que no son tan comerciales o conocidas pero que son igual de válidas.

—Desde 2008 eres directora del teatro, ¿cuál ha sido el proyecto más importante que has llevado a cabo?
—Para mí ha sido un reto y una responsabilidad estar al frente del teatro. Me ha tocado también una época muy difícil, entonces para mí uno de los grandes retos ha sido mantener la calidad en una época dificultosa. Más que presentar grandes cosas espectaculares, me parece que una cosa que no valoramos suficientemente en este país y en la que yo creo, personalmente, en el mantenimiento de los proyectos, sobre todo los culturales. Yo estoy en contra de que cada persona que llega a un sitio quiere cambiar lo que ha hecho el anterior. Yo creo que los proyectos hay que mejorarlos, pero siempre respetando la esencia del mismo. Yo estoy desde el principio de este teatro, por lo que me siento responsable y mi intención ha sido continuar el camino que habíamos iniciado y aportar mi granito de arena en la programación.

—¿Fue una responsabilidad suceder a Francisco López en la dirección?
—Sí, pero también fue una cosa muy fácil. Yo colaboraba con Paco de una forma muy cercana y ha sido una sucesión muy tranquila. Paco sigue involucrado en los temas de la Fundación y sigue trabajando con nosotros en temas generales. Nosotros hemos trabajado muy bien y lo seguimos haciendo.

—¿Cómo se ha desarrollado tu trayectoria hasta llegar al Villamarta?
—Empecé haciendo teatro como actriz, estuve relacionada con todos los grupos independientes. Me fui a Sevilla a estudiar teatro, monté mi propia compañía, empecé a llevar otros grupos y entonces me fui metiendo en labores de distribución y producción. Luego me llamaron de la Junta para trabajar en 1992, porque se necesitaba a mucha gente que supiera y había muchísimas cosas que hacer, después me engancharon para la compañía andaluza de danza, ahora el Ballet Flamenco de Andalucía. A la vez hice Derecho, pero cada vez me gustaba muchísimo más el teatro y al final conseguí unir las dos cosas. Después, la carrera me ha servido para los temas de gestión. Me metí porque me gustaba el teatro, quería ser actriz, pero luego me fui dando cuenta de que era durísimo y me fui involucrando en otros aspectos de la profesión que también me gustaban mucho porque estaban muy cercanos a los temas artísticos.

—¿Qué perdiste como actriz, pero qué has ganado en cambio?
—En realidad todo lo que hacemos, lo hacemos por el hecho artístico. Yo eso siempre lo intento transmitir a los técnicos y al personal de comunicación. Lo que importa es lo que pasa encima del escenario y todos los que estamos aquí detrás, estamos trabajando para que todo suceda de la mejor forma posible, y eso es lo que cuenta. El hecho de haber trabajado como actriz, y haber estado en los escenarios y haberme peleado con técnicos y jefes, me hace no perder la perspectiva. La parte artística es la más bonita, la otra es muy interesante y muy necesaria para que la parte artística sea posible.

—Antes eras responsable de la dirección artística, ¿cuál fue tu mayor reto?
—Me acuerdo especialmente de la renovación del teatro. Creo que fue un reto en el que nos metimos todos por la inconsciencia a veces que se tiene. Me acuerdo que estaban llegando los cantantes y los directores de orquesta y aún estaban terminando de pintar los camerinos. Además, lo inauguró la Casa Real, vino la Infanta Doña Elena con el que por entonces era su marido, Jaime de Marichalar, y cuando llegan desalojan el edificio para todas las medidas de seguridad. Nosotros estábamos terminando por un lado, terminando de ensayar con todos los que llegaban… Además, hacer una obra como Carmen, que no le falta de nada, es como un buen puchero que tiene ballet, tiene escolanía de niños, tiene coro, unos 200 trajes de vestuario… Era tener todo el teatro lleno, pero sin tener todo listo. La inauguración fue un grandísimo reto y además toda esa avalancha artística que supone una Carmen, sin haber tenido el teatro aún el rodaje.

—Hasta 2013 estás a cargo de la dirección, ¿qué crees que te queda por hacer o qué tienes ilusión que viva este teatro?
—A mí me parece que las crisis también tienen cosas positivas. Nos ha puesto en situación de colaborar más entre los teatros, de hacer más rentables, si cabe, las programaciones, las producciones y las giras. De aquí al 2013 me gustaría abrir muchísimo más el teatro a Jerez y a toda la comarca, hacer una programación pensando en todos los públicos y… por soñar, a mí me gustaría embarcarme en proyectos nuevos, en producciones con otros teatros, de hecho ya estamos hablando con otros teatros de proyectos que ha resultado difícil de acometerlos por la situación económica. A mí me gustaría abrir más el repertorio, otros títulos más novedosos y propuestas más novedosas. Ir abriendo el repertorio en todos los géneros al público.

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