Un drama sin lágrimas, enchufado a la realidad, sin artificios ni jeribeques de guión, sintetiza "El amor de Andrea", la última película de Manuel Martín Cuenca, y rodada en Cádiz, que ha estrenado este lunes en la sección oficial de la 68ª Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci).
"Es un canto a la vida a pesar de que estemos contando un drama porque siempre ganan las ganas de vivir", ha resumido Martín Cuenca (El Ejido, Almería, 1964) acerca de este filme en el que menos actuar y la banda sonora, encomendada a Vetusta Morla aunque bajo su prescripción, él mismo ha escrito, dirigido y producido.
Esta omnipresencia confiere un sentido y lógica unitarios a un filme cuyo guión ha compartido con Lola Mayo, aunque en este caso no se trate de una concesión porque tanto la idea como la plasmación de "El amor de Andrea" han sido al alimón.
Espejo de la realidad
Es un drama familiar perfectamente reconocible, un matrimonio que se disuelve con tres hijos con la particularidad de que la cinta gira sobre el punto de vista de los hijos, en este caso de una adolescente Andrea que, mientras cuida de sus hermanos, busca respuestas a lo que no entiende porque no sabe, porque nadie le ha explicado nada.
"Trato de que mis películas sean un espejo, de que el espectador se pueda reconocer" con lo que sucede en la película y en cualquiera de los personajes que pululan en torno a la órbita de la protagonista, interpretada por Lupe Mateo, que al igual que el resto del elenco son primerizos en la interpretación, ha añadido.
Ello responde al interés del realizador en no presentar a personas más que a personajes, en definir a estos últimos a partir de la elección de los protagonistas, aunque siempre desde un punto de partida, ha apuntado durante la rueda de prensa posterior a la proyección de su filme, que ha presentado a concurso.
"El cine es una representación de la realidad, no me gusta el costumbrismo, ha distinguido Martín Cuenca antes de explicar que "El amor de Andrea" es una "historia contemporánea" desde el prisma de una adolescente encuadrada en un tiempo y contexto que el director ha defendido.
Punto de vista diferente
Los jóvenes "también leen aunque nos parezca extraño" (Andrea hojea siempre "Juan Salvador gaviota") y "se divierten y se emborrachan como hicimos nosotros", una defensa que ha ido más allá al reprochar públicamente la "indignante" estigmatización de los jóvenes como supuestos responsables del agravamiento de la pandemia con su conducta.
El director ahora al espectador detalles sobre el conflicto personal que desencadenó la disolución conyugal y se centra en los hijos.
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