La Ley Trans entra en una nueva fase, en la que las personas que solicitaron un cambio de sexo tras la aprobación de la nueva normativa deben ratificar la decisión inicial. La ley contempla que, tres meses después de la solicitud, hay que ratificarse. Eso es lo que está sucediendo en las últimas semanas en los registros civiles de todo el país.
El Gobierno, de momento, se resiste a dar datos sobre el número de personas que han solicitado cambiar de sexo después de que el pasado 2 de marzo entrara en vigor la Ley Trans. ANDALUCÍA INFORMACIÓN ha consultado en varios registros civiles de la comunidad y, aunque las cifras que ofrecen no son concluyentes, sí dan una idea de la tendencia que se está dando.
Los funcionarios consultados aseguran que, desde marzo, han pasado por sus respectivos registros civiles más de un centenar de peticiones, lo que apunta a que la cifra total se puede disparar en España respecto a otros años. En 2022 fueron 1.306 personas las que cambiaron su sexo.
Las peticiones registradas con la nueva Ley Trans cuentan con unas características muy similares. Los perfiles son mayoritariamente hombres, más del 95%, de mediana edad, casados y con hijos.
No hay cambios de nombre
En lo que coinciden todos es que ningún solicitante ha mostrado interés por cambiarse de nombre. Según afirman estos funcionarios, un 80% de los que solicitaron hace tres meses el cambio de sexo se han ratificado en su decisión, por lo que un 20% finalmente rectificaron. Este paso, sin embargo, no es definitivo, ya que la ley contempla la posibilidad de dar marcha atrás y regresar a su género original. También permite una tercera modificación, aunque en este caso ya sería un juez el que tomara la decisión ante la sospecha de que pueda existir un fraude de ley.
“Nadie se puede imaginar, con los saturados que están los registros civiles, la cantidad de papeleo y cambios de inscripciones que hay que hacer con esta ley, no damos abasto”, afirma un trabajador consultado que prefiere no revelar su identidad. Muchos funcionarios temen que, dado que los hombres concentran la mayoría de los casos, puede estar detrás un intento de conseguir ascensos laborales gracias a su nuevo género.
De hecho, a finales de septiembre un juez de Las Palmas denegó el cambio de sexo a un sargento del Ejército del Aire porque pretendía obtener ventajas como mujer para ascender a subteniente.
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