Pero miren por donde, lo que se inundó con lo poco que llovió fue precisamente el Estadio Iberoamericano 2010, antiguo Bahía Sur, donde se han gastado más de cuatro millones de euros y a alguien no se le ocurrió dejar expeditos los husillos, sino por el contrario, taparlos con una alfombra verde simulando césped artificial que es una preciosidad cuando no llueve, pero un tapón para el agua. El resultado, la inundación de los vestuarios y otras dependencias de las recientemente remozadas instalaciones deportivas. Y es que montan un circo y les crecen los enanos. Con perdón.
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