En este sentido (y tal y como se aprecia en la foto de la derecha), los vehículos tienen una pérdida constante de dicho líquido y forman grandes charcos sobre la gravilla que echó en dicho equipamiento la Delegación de Desarrollo Sostenible. La situación preocupa, y mucho, a los ciudadanos de esta zona, que tienen que soportar a diario grandes dosis de un olor nauseabundo sin que, por el momento, nadie haga nada para evitarlo.
Cabe recordar que los propietarios de dichas viviendas, ubicadas a apenas cinco metros de la estación de bombeo, ya denunciaron una situación similar el pasado mes de octubre, aunque en aquella ocasión los vertidos que se producían eran de aguas fecales. Gracias a su denuncia pública y también tras acudir a la Policía y Sanidad en Cádiz, aquello se solucionó, pero ahora vuelve a surgir este problema con los camiones de la empresa que gestiona el alcantarillado desde octubre.
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