Pero ¿qué piensan al respecto los peluqueros jerezanos? Por un lado, Luis Miguel Catalá, propietario de la peluquería que está situada en la calle República Saharaui, explicó que “todo lo que sea cobrar de más me parece mal”. Asimismo, añade que “yo en vez de radio tengo una televisión con TDT y a veces pongo el canal que sólo tiene música porque le gusta a la clientela y a mí me distrae cuando no hay nadie”, por lo que no entiende qué tiene de malo este hecho. No es el único que opina así, Javier Guerrero, que es uno de los profesionales que trabaja en Kokoa, ubicada en la calle Bizcocheros, aclara que, “en mi opinión, que cobren por escuchar música me parece un timo, ya que nosotros también damos publicidad gratuita a los cantantes y no les cobramos nada por ello”. Además, “la música se pone bajita y para ambientar y, para nosotros, no tiene un fin lucrativo pues, con música o no, seguiremos cobrando lo mismo por el corte de pelo”. Además, redundó en que, “yo al menos, si me cobran por la música, apagaré la radio”, al igual que también lo hará la profesional Zaira Morales, empleada de la peluquería Aire Pop, situada en la calle Larga, que incidió en que “me parece fatal, pues a mi clientela le gusta que le pongamos la música pero, si cobran, yo también apostaría por apagar la radio” y es que, ya se sabe, en tiempos de crisis no está la cosa como para derrochar el dinero...
La SGAE dice que esto no es nuevo
Por su parte, el portavoz de la SGAE, Antonio Rojas, explicó recientemente que no hay ninguna política específica dirigida a la recaudación en peluquerías, ya que estos centros se acogen a la normativa desde hace tiempo. “Los peluqueros llevan pagando muchos años por una cosa tan sencilla como la ambientación musical”, dijo. El canon que protege los derechos de los autores de las canciones que se escuchan en los locales exige pagar seis euros mensuales en salones pequeños, de menos de 50 metros cuadrados, y de 12 euros si no llegan a los 100 metros cuadrados.
La clave de la polémica está en la forma de difusión de la música. Si se hace desde un ‘radiocassete’ o se escucha la radio, la SGAE entiende que se le da un uso privado y no hay que pagar ningún canon. Pero cuando se utiliza dentro del circuito de hilo musical, -fórmula mayoritaria en las peluquerías-, la SGAE lo califica de “comunicación pública” y hay que pagar el canon. El sistema de tarifas afecta tanto a peluquerías como a centros de hostelería, zapaterías y grandes centros comerciales.
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