Decía Freud que las emociones inexpresadas nunca mueren. Son enterradas vivas y salen más tarde de las peores formas. Estamos viviendo tiempos difíciles, muy difíciles, en los que estamos tan centrados en cuidar nuestra salud física, que apena estamos atendiendo nuestra salud emocional. No tengo datos, pero imagino que el número de personas que están acudiendo a la consulta de un psicólogo debe haber aumentado exponencialmente. Miedos, duelos, soledad… esa es la otra pandemia de la que tendremos que ocuparnos cuando termine la física. La psicología es un arma demasiado desconocida a veces en nuestro país y fundamental para salir adelante. Por eso me ha gustado tanto “Eso no estaba en mi libro de historia de la psicología” el nuevo libro de José T. Boyano, que es doctor en Psicología y profesor en la Universidad de Málaga, experto en memoria y emoción. Trabaja como orientador psicopedagógico y dirige la revista digital AOSMA, dedicada a la Orientación Educativa.
Una obra que, fiel al espíritu que anima a esta colección, recoge historias, anécdotas y episodios de esta ciencia, en algunos casos oscuros, como el que trata de los sistemas de evaluación empleados por la CIA para seleccionar a sus espías.
Y es que la Psicología es una ciencia que al estudiar, predecir y controlar el comportamiento de los seres humanos ha sido utilizada, en muchos casos, para los fines más perversos, pero también para los más nobles, y a lo largo de su historia ha ido evolucionando y rechazando falsas teoría como, por ejemplo, la que se atribuía al histeria; un estado que, según los psicólogos de la época, se creía que se era debido a que el útero se desplazaba por el cuerpo de la mujer y, para tratarla, había que recurrir a duchas frías y masajes de naturaleza sexual.
Que Freud fue adicto a la cocaína; que los psicólogos más famosos no se han librado de padecer trastornos como la depresión (William James) o la paranoia (Reich); que Maslow, creador de la pirámide de necesidades, tenía grandes carencias de autoestima; y que los terapeutas Masters y Johnson, Fritz Perls o Marston, creador de un detector de mentiras y de Wonder Woman, sufrieron incomprensión, serán, entre otros muchos, los temas que se tratan en este original libro.
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