Y si es cierto o no, la verdad es que lo parece por cuanto hablar con los que trabajaron allí y los que aún trabajan es escuchar lo mismo, que decrece por año que pasa y se producen las jubilaciones -o prejubilaciones-, mientras la savia nueva sólo entra para trabajos determinados que no se pueden dejar de hacer mientras el enfermo siga respirando.
Ver las instalaciones desde dentro, para el que no está acostumbrado a verlas diariamente, deja a las claras que lo que ocurre allí ni siquiera es porque no apararezcan los albañiles desde tiempo inmemorial, sino que más bien se parece al aspecto que toman las cosas cuando no se usan. Y así hasta que se vaya el último.
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