Andalucía más que verde

¿Hacemos política?

Hace algún tiempo oí a un famoso en una entrevista en televisión que decía que “él pasaba de la política”

Publicado: 16/01/2019 ·
10:58
· Actualizado: 16/01/2019 · 10:58
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Hace algún tiempo oí a un famoso en una entrevista en televisión que decía que “él pasaba de la política”. Esa afirmación seguida de una serie de tópicos que todos podemos imaginar le servía para darse una imagen de persona que, siguiendo la actualidad, había decidido dejar de lado una de sus facetas, la política. Será por aquella creencia, bastante extendida por desgracia, de que la única obligación ciudadana para con la política es votar cada cuatro años.

En ese mismo momento pensé que alguien debería decirle que ése es un lujo que no se puede permitir, ni él ni nadie. Política es mucho más de lo que a menudo solemos identificar como tal. La participación en la actividad de un partido no es ni el principio ni el fin de nuestra capacidad de actuar políticamente.

Cada día, cuando decidimos dónde compramos o con qué compañía contratamos la luz; cuando cogemos el autobús o decidimos ir a trabajar en nuestro propio coche; al matricular a nuestros hijos en colegios públicos o privados; al sacrificar parte de nuestro tiempo participando en una concentración por ésta u otra causa. En todas y cada una de estas acciones estamos haciendo política. Estamos definiendo cómo queremos que sea la sociedad en la que vivimos. Y lo hacemos también cuando en charlas, debates o discusiones de bar, defendemos o atacamos una u otra medida del Gobierno de turno.

Resulta curioso cuando oímos a alguien decir: “yo es que de política no entiendo”. Yo les pregunto, ¿de qué es de lo que no entiendes? ¿De si las pensiones suben o bajan? ¿De si los medicamentos están demasiado caros y se han convertido en inaccesibles? ¿De si es normal que teniendo el país de nuestro entorno con más horas de sol seamos a la vez el que menos invierte en energías renovables? ¿De si la cantidad de pesticidas y hormonas que tomamos con la comida nos van a volver vulnerables a infinidad de enfermedades que hasta ahora parecían testimoniales? Y así podríamos seguir toda la mañana, o la tarde. Pero no acabaríamos nunca, porque parece que lo único que nos moviliza es cuando nos tocan el bolsillo. Ah, porque eso también es política. La lucha contra la corrupción es una forma de hacer política, como lo es lo que hacen quienes se suben al carro de un partido para enriquecerse sin importarle en absoluto las necesidades generales.

Decía Churchill que la guerra es algo muy serio para dejarla en manos de los militares: pues yo digo que la política es algo muy serio y trascendente como para dejarla en manos de los políticos, a los que conviene recordarles de vez en cuando que no son más que meros representantes de la ciudadanía. Por suerte hay multitud de plataformas y asociaciones ciudadanas, culturales, sociales, etc, sobre todo a partir del 15M, que nos demuestran a diario que se hace política desde la ciudadanía, desde la calle y desde las instituciones, sin que unas excluyan a la otra.

Hacer política pasa por ser conscientes de nuestros derechos y obligaciones, y también de nuestras necesidades y oportunidades. De nuestro compromiso con nuestro entorno y de nuestra interdependencia con nuestros vecinos. Nadie vive aislado ni se puede valer totalmente por sí mismo, por lo que todo lo que hace alguien o decide alguien nos afecta. Y si no queremos que siempre salgamos perjudicados, a la corta o a la larga, tendremos que tomar cartas en el asunto y dedicar unos minutos de nuestro tiempo a pensar si con nuestra forma de actuar y con las decisiones y apoyos que llevamos a cabo cada día estamos poniendo en práctica esa sociedad en la que nos gustaría vivir.

Sin duda está en nuestra mano y nadie puede ni pasar de ello ni dejar que otros decidan, porque las consecuencias también vendrán contra nosotros. No comparto lo que alguna vez he oído de que si no participas luego no tendrás derecho a quejarte, siempre tenemos que mantener el derecho a quejarnos y la responsabilidad de hacerlo, pero sí que creo que debemos tomar conciencia de que, si no aceptamos que podemos cambiar el mundo, el mundo no cambiará solo.

Y todo esto no quita que a ello, a la política de cada día, debamos unir la necesidad de gobernar las instituciones. Hemos visto cómo en las pasadas y aún recientes elecciones autonómicas andaluzas, las denominadas derechas conseguían la mayoría numérica en el Parlamento andaluz y llegaban a un acuerdo para formar gobierno. Unas elecciones en las que la abstención se ha vuelto a convertir en el partido mayoritario de las clases más desfavorecidas, aquellas que pagan con creces la factura de las crisis (en plural) y que consideran que el sistema les ha fallado, englobando como sistema tanto a la derecha, que representa al poder económico y las oligarquías, como a una izquierda incapaz de ofrecerles alternativas a la explotación y los recortes, centrados a veces en debates que en poco o nada interesan y aportan a los más necesitados para resolver sus problemas de cada día. Aún no somos capaces de trasladar a las urnas la movilización que sí se aprecia en concentraciones o manifestaciones puntuales. El “No nos representan” sigue sonando en los oídos de mucha gente y esa debería ser la frase de cabecera de muchos de nuestros políticos, sobre todo de aquellos que quieren, o intentan, defender a los más desfavorecidos.

Alguien dijo alguna vez “vive como piensas o acabarás pensando como vives”. Creo que es un buen punto de partida para plantearnos cómo vamos a seguir haciendo política cada día.

David Palomino Ramírez

Mesa de Coordinación de EQUO Jaén

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