Almería

Héroes sin capa, ni bata, en el British Museum

Quién iba a decirles a Antonio, Sandra y Álvaro que su viaje de fin de grado a Londres acabaría por convertirlos en héroes

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Héroes sin capa, ni bata, en el 'British Museum'.

Héroes sin capa, ni bata, en el 'British Museum'.

Héroes sin capa, ni bata, en el 'British Museum'.

Quién iba a decirles a Antonio, Sandra y Álvaro que su viaje de fin de grado a Londres, junto a otros compañeros de Enfermería de Almería, acabaría por convertirlos en héroes sin capa, también sin bata blanca en ese momento, por salvar la vida a una chica de 18 años en el mismísimo 'British Museum'.

Pocas semanas después de su pequeña gran hazaña y pese a quieren huir de cualquier tipo de protagonismo, dos de estos jóvenes estudiantes han rememorado en una entrevista con EFE su ejemplar acción, que les ha merecido el reconocimiento de la comunidad universitaria y del máximo responsable de su facultad.

"Cuando salíamos para comer vimos a una chica inconsciente en el suelo. Junto a mi compañero Antonio comprobamos que no respiraba, así que la pusimos bocarriba para abrirle la vía aérea", explica Sandra Aliaga, de 21 años, a quien le sorprende que, en ese momento y en un espacio por el que podían estar pasando centenares de personas, nadie optara por socorrer a la mujer.

"Estaba en la zona de 'souvenirs', donde también había unas mesas y muchísima gente comiendo y comprando. Nos sorprendimos de que nadie se acercara a ella para preguntar si necesitaba algo", continúa esta comprometida estudiante, quien tras colocar a la chica de lado siguió junto al resto de compañeros revaluando su estado sanitario hasta que llegó una ambulancia que, al parecer, "tardó bastante", cerca de una hora.

También muestra su extrañeza sobre que personal del museo quisiera utilizar a toda costa un desfibrilador, a pesar de que este no fuera oportuno en ese caso, y que algunos de los presentes optaran por grabar la escena con sus móviles en lugar de prestar ayuda a la joven desfallecida e inconsciente.

"El desfibrilador, en principio, no habría descargado al detectar automáticamente que había ritmo cardíaco, pero si por casualidad sí lo hubiesen hecho, podría haber entrado en parada", advierte.

Tras la intervención de Antonio y Sandra para mantener la vía aérea y constatar que respiraba, pensaron que la chica podría haber sufrido algún episodio de hipoglucemia, que se manifiesta a veces con una pérdida de conocimiento.

"Como yo soy diabético tipo 1, tenía un glucómetro a mano y le hicimos un control", recuerda por su parte Álvaro Segura, de 23 años, quien procedió a hacérselo para comprobar seguidamente que mantenía esos niveles estables.

'Modo superviviente'

"En un hospital tienes los medios y el equipo necesario para abordar ese tipo de situaciones. Sin embargo, en la calle tienes que ponerte en modo superviviente. Necesitas aplicar todos tus conocimientos de enfermería y manejar la situación con lo que tengas a mano", continúa.

Al igual que su compañera Sandra, Álvaro se muestra sorprendido de que la primera reacción de los presentes, en lugar de acercarse a socorrer a alguien tirado al suelo, fuera quedarse grabando en una esquina.

"Pareciera que la gente, en lugar de ayudar los demás, buscara inflar su perfil en redes sociales para grabar y publicar lo que estaba pasando", lamenta.

Más allá de reconocimientos, en honor a la verdad, sienten que hicieron lo que debían: "Mientras alguna gente entra en caos, no sabe qué hacer, nosotros como enfermeros desplegamos mentalmente un esquema para actuar", expone.

"Esa es la virtud de la enfermería, la calma a la hora de proceder en ciertas situaciones. Tenemos nervios, es verdad, porque tener nervios y miedo es humano, pero somos capaces de reaccionar", añade este héroe sin capa, en aquel momento también sin la habitual bata blanca, quien junto a sus compañeros salvaron la vida de la joven con una asistencia profesional y metódica.

Ya desde Almería, donde están a punto de completar sus estudios y su formación final, confían en poder conocer algún día a esa chica, con la que no llegaron a hablar en ningún momento porque permaneció prácticamente inconsciente hasta que llegó la ambulancia.

"De lo que ha ocurrido, lo que más me gusta también es que parece que se está dando visibilidad a la enfermería y a todo lo que podemos hacer", concluye Sandra, que junto a sus compañeros de 'hazaña' ha sido reconocida por el propio decano de la Facultad de Ciencias de la Salud, Pablo Román, por un "compromiso social y ético" que anticipa la profesionalidad que exhibirán en unos meses como sanitarios. 

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