La felicidad compartida es una especie en vías de extinción de la política andaluza. Aparece de forma fugaz y sorpresiva cual rara avis. Lo hizo el miércoles en Málaga después de la reunión en la que participaron 17 alcaldes malagueños y gaditanos, además de representantes de las diputaciones de ambas provincias, el Gobierno andaluz y el Ministerio de Transportes. Todos alcanzaron un acuerdo para encargar un estudio de viabilidad del corredor ferroviario que unirá
Nerja y Algeciras en no menos de diez años, además de analizar bonificaciones en el peaje de la autopista AP-7 y estudiar soluciones a los problemas de atascos y retenciones de la A7.
Bienvenido sea otro corredor ferroviario a nuestra agenda periodística de equipamientos por ejecutar, aunque el costasoleño suena ya a uno de esos proyectos que uno se plantea si llegará a ver ejecutado. Los inacabados
corredores Mediterráneo y Atlántico -sobre todo este último- acumulan unos veinte años de demora y, en teoría, deberían estar acabados en 2030 ya que forma parte de la red básica transeuropea.
Fíjense con qué pocos se contentan nuestros administradores. En verano, la
Costa del Sol, uno de los principales reclamos turísticos del país si no el que más, se colapsa debido a sus deficientes infraestructuras. Sin tren, viajar en coche desde el Campo de Gibraltar a la capital malagueña supone el pago de tres peajes o, en caso contrario, optar por una especie de avenida, salpicada de rotondas, con limitación de velocidad a 80 y, por si fuera poco, algún radar de tramo de velocidad para alegría de nuestra hacienda pública.
La Administración central -da igual el año que leas esto- ha mirado hacia otro lado ante esta inadmisible y tercermundista situación, pero ahora un simple anuncio de borrador permite que nuestros políticos salgan con una sonrisa del encuentro: los
socialistas consideran que han cumplido y los
populares estiman que ese increíble compromiso es en respuesta a su presión.
Y, como no hay tres sin cuatro, no podemos olvidar el corredor ferroviario que atravesaría el
Estrecho de Gibraltar. El enlace fijo que uniría África y Europa es el proyecto guadiana: reaparece de vez en cuando y sin saber muy bien por qué. Hace escasas semanas, el ministro Óscar Puente proclamó el interés del Gobierno español por retomar este proyecto que considera estratégico. Uno más. Poca carne pues para tanto pan.