Es imposible que sólo catorce metros cuadrados de local puedan dar para tanto. Pero desde hace un año, Bruna y Vanessa obran el milagro diario en su microrestaurante situado en la céntrica calle Cádiz de Conil.
Ambas se compenetran y organizan a la perfección para dar a su clientela algunos platos más sabrosos y alguno desconocidos de la cocina italiana.
Su especialidad es la porchetta, difícil de encontrar por estos lares. Bordan también la pinsa y el tiramisú, entre otras exquisiteces.
Si quieren ir a probar, no pierdan el tiempo porque tiene sólo tres mesitas. A no ser que quieran comprar para llevar, como muchos de sus fieles clientes.
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