Haidar, que llegó al aeropuerto en una ambulancia desde el Hospital General de Lanzarote, donde estaba ingresada, abandonará el ayuno cuando llegue a su casa del Sáhara Occidental, ya que éste era el motivo de su protesta tras ser expulsada el pasado 14 de noviembre por Marruecos.
Antes de abandonar el hospital, la activista saharaui declaró a los periodistas que lo primero que hará cuando llegue a El Aaiún será abrazar a sus hijos y a su madre y que su caso es “la victoria” del derecho internacional, los derechos humanos y la causa saharaui.
El despegue del avión con Haidar desencadenó escenas de júbilo entre los simpatizantes de la activista y de la causa saharaui y entre el propio colectivo de la isla, mientras las mujeres festejaban el desenlace con su tradicional tzakrit (el grito de celebración de las mujeres saharauis).
Con Aminatu Haidar viajaron en el avión su hermana Laila Haidar, que anteanoche llegó desde el Sáhara Occidental, y el doctor Domingo de Guzmán Pérez Hernández, el médico que la atendió en sus primeras semanas de huelga de hambre.
Aminatu Haidar ha estado en huelga de hambre 32 días como protesta para poder regresar a la capital del Sáhara Occidental después de haber sido expulsada el 14 de noviembre por las autoridades marroquíes tras recibir un premio de derechos humanos en Estados Unidos.
Haidar tuvo noticia de que se preparaba su regreso a El Aaiún en torno a las 16.00 horas de ayer por boca de su abogada, Inés Miranda, según informaron a Efe fuentes de su entorno.
El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, estaba en contacto con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien se encuentra en la cumbre de Copenhague contra el cambio climático, para cerrar las gestiones diplomáticas.
Moratinos fue quien anunció ayer en el Congreso que “en breve” se podría dar con una solución definitiva durante su comparecencia ante la Comisión de Asuntos Exteriores para informar precisamente del caso de Haidar, entre otros asuntos.
En un momento de su intervención, recibió una nota y a continuación, después de leerla, pidió interrumpir la sesión para hacer unas consultas.
Veinte minutos después, regresó para solicitar la suspensión de la comparecencia con el fin de proseguir las gestiones para la resolución del caso.
“Estamos en un proceso intenso de negociaciones”, manifestó Moratinos, quien recomendó ser “prudentes y discretos”.
La petición de cautela respondía a que ya hubo un intento para que Haidar volviera a El Aaiún el pasado día 4, pero se abortó en el último momento cuando ya estaba dentro de un avión al denegar Marruecos el permiso de vuelo.
En el proceso de negociación con las autoridades de Rabat han tenido un papel clave Francia, Estados Unidos y la ONU.
Moratinos admitió ayer en el Congreso que su colega marroquí, Taib Fassi Fihri, le informó el 13 de noviembre de que Haidar iba a ser expulsada a Lanzarote al día siguiente.
El titular de Exteriores aclaró que este aviso, al que sucedió un segundo cuando Haidar ya volaba a Lanzarote, no debe interpretarse cómo que el Gobierno “diese complicidad” o “avalase” la decisión de Rabat.
También reconoció que la expulsión fue “política, no administrativa”, después de que en un principio se justificara en que la activista se negó a reconocer su nacionalidad marroquí en la ficha del control policial en El Aaiún.
Moratinos insistió en que “el Gobierno no creó esta crisis y no fue cómplice”, y que actuó por “criterios humanitarios”, después de que los grupos de la oposición hayan expresado sus sospechas de que hubo orden política a la policía para que la dejara entrar en Lanzarote.
Las sospechas de la posible solución al caso surgieron por la mañana cuando el Parlamento Europeo decidió no votar una resolución ya pactada sobre Haidar para no obstaculizar las gestiones diplomáticas en marcha y no irritar a Marruecos.
Zapatero también alentó esperanzas cuando por la mañana en el Congreso, antes de viajar a Copenhague, dijo que las cosas iban “mejor”.
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