El nombramiento del nuevo obispo de Asidonia-Jerez parece ya inminente y podría anunciarse incluso en estos próximos días. El rumor ha cobrado fuerza una vez que este sábado se conoció que José Ángel Saiz Meneses –hasta ahora obispo de Tarrasa- relevará a Juan José Asenjo al frente de la Archidiócesis de Sevilla.
De este modo, la Nunciatura Apostólica en España ha resuelto una de las designaciones que parecía haber enfriado el nombramiento de otros prelados para las sedes que actualmente se encuentran vacantes.
Monseñor Asenjo ya había presentado su carta de renuncia al cumplir los 75 años de edad, pero además hizo público semanas atrás un escrito en el que urgía su relevo dado los problemas de salud que le venían dificultando el desarrollo de su trabajo.
Con la Archidiócesis de Sevilla cubierta, parece que la Nunciatura está ya en disposición de anunciar otros nombramientos que habían quedado de algún modo postergados y ahí entra en liza la Diócesis de Asidonia-Jerez.
En los últimos meses han sonado muchos nombres para relevar a José Mazuelos, que desde principios de octubre ejerce como obispo de Canarias. Sobresale en cualquier caso el de Joaquín Alberto Nieva García, secretario general canciller de la Diócesis de Córdoba y párroco de San Francisco y San Eulogio de esa misma capital.
A día de hoy parece sin duda el mejor posicionado para convertirse en nuevo obispo de Jerez, siempre con las lógicas reservas que exige un nombramiento que se realiza desde la máxima discreción.
Nieva García es natural de Lucena, cumplirá 52 años el próximo mes de agosto y fue ordenado sacerdote por Juan Pablo II en la clausura del Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Sevilla en 1993. Es Doctor en Derecho Canónico por la Universidad Lateranense de Roma.
Nacido en una familia de seis hermanos estuvo vinculado desde pequeño a dos cofradías de su Lucena natal, integrándose con apenas 16 años en una Comunidad Neocatecumenal de la parroquia de San Mateo, lo que le permitió tener “un encuentro personal con Cristo”. Fue precisamente a raíz de ahí cuando descubrió su vocación misionera y sacerdotal.
Considera “una prioridad” la “formación de los fieles adultos y de los que viven alejados de la práctica sacramental”, mostrando además “una especial sensibilidad hacia los más necesitados, los enfermos y los que sufren”.
En este mismo plano sitúa “la formación de los laicos y su corresponsabilidad eclesial” para lo que “es muy importante suscitar la experiencia de la fe con la catequesis, sobre todo de adultos, y la catequesis de primer anuncio evangélico que ofrece el Camino Neocatecumenal”.
Asegura acompañar “con mucho gusto” las “diversas manifestaciones de religiosidad popular y a las hermandades y cofradías”, subrayando que como párroco de San Francisco “siempre” se muestra “disponible a las tres importantes cofradías” que tienen allí su sede (Caridad, Huerto y Virgen de la Cabeza) con el objetivo de “impulsar su identidad como asociaciones públicas de fieles”, apoyando “sus proyectos y actividades”, participando en sus cultos y procesiones y animándolas a convertirse “en verdaderas fraternidades cristianas”.
“Me encanta poder decir que tengo ‘olor a oveja’, como dice el Papa Francisco, haciéndome todo a todos, con todos y para todos”, subrayaba Joaquín Alberto Nieva hace apenas tres años coincidiendo con el 25 aniversario de su ordenación presbiterial.
Aunque el secretario general canciller de la Diócesis de Córdoba parece a día de hoy el mejor colocado para ocupar la sede de Asidonia-Jerez, no hay que dejar de lado a otros nombres como los de Antonio Prieto Lucena, vicario general de Córdoba; Teodoro León Muñoz, vicario general de Sevilla; Francisco Román Castro, párroco de la Magdalena de Sevilla; Carlos López Segovia, jerezano y vicesecretario para Asuntos Generales de la Conferencia Episcopal; Álvaro Pereira Delgado, canónigo lectoral del Cabildo hispalense; e incluso el de José Rico Pavés, obispo auxiliar de Getafe.
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