Las hermandades están atravesando uno de los periodos más críticos de su historia reciente. Sin posibilidad de celebrar actos de culto externo, con restricciones para la convocatoria de cultos en el interior de los templos que a menudo terminan por hacerlos inviables y con las vías de ingreso muy mermadas, no cejan sin embargo en el cumplimiento de su labor asistencial.
Hace apenas una semana se supo que su implicación permitió rescatar económicamente al comedor del Salvador, que unos días antes había sufrido el robo de 6.000 euros destinados al pago de sus proveedores.
Pero el goteo de aportaciones no cesa. La Borriquita y La Vera Cruz entregaron más de 10.000 euros en metálico al comedor del Salvador. Pero a esa cantidad deben sumarse las donaciones en especie, que no se quedan atrás.
La Hermandad de la Coronación ha entregado a las Hijas de la Caridad 500 euros y 60 docenas de huevos, mientras que la Hermandad del Cristo de la Expiración, a través de la bolsa de caridad Virgen del Valle, ha aportado otros 500 kilos de alimentos para esta misma causa.
Costaleros por nuestros mayores y la acción cofrade Patricia Bazán Luna, iniciativas surgidas de la Hermandad de las Tres Caídas, han entregado otras 200 docenas de huevos y 195 kilos de alubias al comedor del Salvador.
Además, la Hermandad de las Viñas, a través de su obra social Concepción Coronada, ha entregado 1.500 kilos de alimentos a Cáritas parroquial.
Por su parte, la bolsa de caridad de la Hermandad de la Lanzada ha puesto en manos de la organización Calor en la noche y del proyecto Sempre avanti, del Centro Juvenil Futuro Abierto otros 600 kilos de alimentos.
En apenas unos días, las hermandades han aportado a diferentes causas sociales más de 10.000 euros en efectivo y alrededor de tres toneladas de alimentos. La pandemia apenas les permite celebrar sus cultos, pero la generosidad no decae.
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