Hablillas

Ocho de marzo

Hoy, los días que rodean al ocho de marzo pasan las tres semanas con actividades y talleres.

Publicado: 08/03/2020 ·
22:00
· Actualizado: 08/03/2020 · 22:00
Autor

Adelaida Bordés Benítez

Adelaida Bordés es académica de San Romualdo. Miembro de las tertulias Río Arillo y Rayuela. Escribe en Pléyade y Speculum

Hablillas

Hablillas, según palabras de la propia autora,

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Estas líneas, sabido es, se escriben con antelación. Por mucho que se disimule el tiempo futuro, hay veces que el verbo no puede hacerlo. Con la venia y la aquiescencia, se utilizará de la mejor manera posible para no interferir en el desarrollo de estos renglones.

La hablilla de hoy quiere, desea con afán, que este día sea feliz, que no se empañe con otra noticia funesta, que la mujer deje de recibir puñaladas ya sean físicas o emocionales. Primero fueron las que la obligaron a la ignorancia, la negación de un sueldo, la falta de reconocimiento a su inteligencia, relegándola a las labores propias de su sexo, como se decía, que con seguridad no iban a dejar de desempeñar por educarse. Estas y otras circunstancias las llevaron a la inexistencia, permaneciendo en ese hueco oscuro y aislado hasta el fin de sus días, soportando el dolor inmenso del desprecio. Hoy van saliendo a la luz y cuando leemos la noticia con un nombre o compramos el libro que desvela una vida, nos invade una mezcla de sorpresa y pena, porque ellas no pudieron disfrutar ni de su talento ni del reconocimiento.

Se puede decir que a ellas no les cortaron las alas, sino que su propia familia, su entorno más cercano y la sociedad impidieron que les salieran. Ellas tuvieron que sufrir la indiferencia hasta dar el paso para entrar y enseñar en la escuela, realizar los cursos superiores para luego acceder a la Universidad, obtener un título y tomar la decisión de ostentar un cargo. De ellas supimos por la oralidad en algunos casos muy concretos y luego por el interés de los estudiosos que les siguieron el rastro hasta encontrarlas. Nos hemos mirado en ellas, admirando su valentía y su voluntad. Ellas dijeron no con la rotundidad que otorga la razón. Y fueron libres. Aún hay muchas que no tienen rostro ni entrada en las enciclopedias. Por ellas lucharon las demás, sin prisa y sin pausa. Por eso debemos recordarlas siempre, a las conocidas, a las anónimas, a las víctimas, por su valor, paciencia y resiliencia.

Gracias, por encima de todo, aunque los manotazos del presente anden tergiversando el principio reivindicativo con el que nació este día, pues hay titulares preguntando qué se conmemora en realidad. Cierto que desde el principio el concepto ha ido variando al relacionarse con la igualdad y el género, sin mencionar el coceo inacabable a la lengua española. Hoy, los días que rodean al ocho de marzo pasan las tres semanas con actividades y talleres. Vivámoslas admirando con emoción la grieta que abrieron nuestras primeras mujeres para que pudieran pasar las generaciones venideras.

 

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