Quien a buen árbol se arrima...

El mayor cambio en España

El mayor cambio que ha experimentado nuestro país en las últimas décadas es la progresiva equiparación de derechos, de oportunidades y de presencia efectiva...

Publicado: 03/03/2020 ·
22:50
· Actualizado: 03/03/2020 · 22:50
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Autor

Manuel Ruiz

Manuel Ruiz es biólogo y ocupa el cargo de presidente de la Asociación Ecologista GEA de Jaén

Quien a buen árbol se arrima...

Cuaderno sobre la importancia de ser responsables medioambientalmente y otras cuestiones culturales y patrimoniales de Jaén

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El mayor cambio que ha experimentado nuestro país en las últimas décadas es la progresiva equiparación de derechos, de oportunidades y de presencia efectiva en la sociedad de la mitad de la población española respecto de la otra mitad. Para las personas menores de cuarenta y tantos años puede resultar inverosímil que antes de nacer ellas, las diferencias de género fuesen tan abismales. La mujer estaba supeditada a la autorización del hombre en todas las esferas de la vida, desde ámbitos tan básicos como la autonomía económica o el papel doméstico reducido a la crianza de los hijos y el cuidado del hogar, hasta la propia formación académica o el desempeño profesional.

Todavía quedan metas que alcanzar pero no conviene olvidar la situación desde la cual se ha avanzado, no para dar por concluido este proceso, sino para evitar que se vaya perdiendo lo conseguido. Por delante hay aún importantes retos en relación a la violencia de género, a la brecha salarial o a la presencia de las mujeres en los órganos de dirección, pero si la sociedad española no hubiese recorrido con decisión la enorme distancia existente entre hombres y mujeres al final de los años setenta del siglo pasado, no hubiera sido posible todo lo que se ha conseguido en la España actual. La situación de las españolas dependiendo de la autoridad de los españoles hubiese hecho imposible cualquier avance democrático.

Suele emplearse la expresión de las “dos Españas” para referirse a la dicotomía entre izquierdas y derechas como la característica fractura social más singular de nuestro país, pero creo que las auténticas dos Españas que pesaban como una losa eran la de los hombres y la de las mujeres: dos mitades exactas con una gran desigualdad que impedía cualquier posibilidad de desarrollo.

Quedan situaciones que solucionar, pero gran parte de esa desigualdad se ha superado y la mayor parte de los españoles no renunciamos al mayor avance social que hemos alcanzado en las últimas décadas. Por esta razón, todos debemos sentirnos aludidos el próximo día 8 de marzo para no bajar la guardia, para no dejar de alimentar las ideas de igualdad y fraternidad que deben vivirse con coherencia de pensamiento, sentimiento y acción.

Es más poderoso lo que nos une que lo que nos separa, pero con demasiada frecuencia se amplifican las diferencias, creando la ilusión de que son reales. Para poder afrontar los retos que tenemos por delante como sociedad ambas mitades, la masculina y la femenina, deben fundirse en una única categoría, la humana. Es imprescindible alcanzar la plena equiparación entre hombres y mujeres para alejar oscuros escenarios del horizonte. Necesitamos todas las perspectivas para tomar las mejores decisiones. El mayor cambio en España, y aún así, hay chicas que no van de Erasmus porque no les dejan sus novios.

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