Estoy intentando recordar alguna vez en la historia que se haya levantado la cruz con motivos políticos y no haya corrido la sangre a borbotones. Esto no salva al resto de religiones cuando intentan influir en los territorial, social o económico (política), pero hablo de aquella en la que me bautizaron sin mi permiso, que es la única de la que he tenido que salirme: la de la cruz.
No hay que ser muy listo para comprender que el último ejemplo de esto lo tenemos en Bolivia donde, ¡oh, sorpresa!, esta cruz es blasón del racismo y el clasismo más asesinos. Una persona que tiene la intención de librar de responsabilidades penales a las fuerzas armadas desde el trono, si sube a dicho trono con una Biblia y una cruz, las está manchando de sangre; solo le faltó decir: Dios os perdona por los pecados que estáis a punto de cometer.
Dios envió a miles a las cruzadas. Bueno, a miles y miles que creían en ello, porque los nobles, para los que el asunto era una cuestión de riqueza y patrimonio, sabían perfectamente de qué iba el juego, un juego del que eran partícipes mientras les beneficiase; el juego de Dios lo manda. Dios está frecuentemente interesado en el asunto territorial de un modo que hace sospechar que pueda no estar ocupándose de las cosas del alma.
Creo que deberíamos ponernos serios y fundar una religión que gire en torno a las personas que enseñan artes marciales. No sé vosotros, pero yo practiqué artes marciales muchos años, con varios maestros, y todas la personas que conozco y que han practicado artes marciales os podrán contar lo mismo, las básicas enseñanzas éticas y prácticas sobre el uso de la violencia: el mejor modo de evitar una pelea, aunque seas Terminator, es correr; si puedes correr, no tienes excusa para pelear, a no ser que debas proteger a otros. La violencia es realmente el último recurso y, una vez ejercida, elige la menos lesiva mientras puedas. Intenta hacer comprender a la otra persona que puedes hacerle daño. Tu comportamiento define el honor de tu escuela.
Y creo que tu comportamiento debería definir el honor de tu religión. Creo que, cuando alguien levanta la cruz, o la Biblia, para llamar a la violencia, esa es la persona que debería ser excomulgada. Madre mía, si no había miembro del Klan que fuera ateo. Pero ¿qué tienen los padres de la Iglesia, de cualquier confesión cristiana, en vez de corazón, cabeza y sangre?
Porque fijaos cómo han dirimido sus disputas internas a lo largo de la historia: han levantado el odio en países enteros, católicos contra protestantes, por poner un ejemplo. Levantan una cruz o una Biblia para señalar quién debe arder. Le han robado la campaña de marketing a Jesucristo en las narices de los cristianos. Es como si las botellas de Fanta Naranja llevasen droga. Y los gobiernos, no vaya a ser que los cristianos se enfaden, respetan, concilian, concordan, ofrecen prebendas, ignoran el terror vivido por niños dentro de monasterios y sacristías, ignoran la posibilidad de que estemos ante una red criminal consagrada al sostenimiento del poder, el placer y el dinero.
Me dirijo a los cristianos que de verdad creen en la palabra de Cristo sobre el perdón, la piedad, la humildad, la no violencia. ¿Qué pasa? ¿Qué os pasa? ¿Os da más miedo que Dios el cura de vuestro barrio? ¿En serio? Tenéis mucho que aprender de los friquis. Pobre del creador que convirtiese a Superman en un tirano, a Gandalf en un vendido o a Lara Croft en una cobarde. Sed un poco más friquis de lo vuestro, coño, que son los ateos más tolerantes, los hippies más pacifistas y los anarquistas más generosos.
Que en Bolivia están usando la cruz como la usaba el imperio romano.
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