El Puerto de Santa María ha sido hasta no hace mucho tiempo una de las ciudades con más renombre del ámbito turístico con un lema muy atractivo “Ciudad de historia y turismo”. Era una ciudad limpia, con grandes comercios, buenos hoteles, casas palacios y una gastronomía sin parangón del pescado y el marisco que iban acompañados de los mejores caldos productos de bodegas de fama mundial. Todo esto se ha ido deteriorando, en muchos casos desapareciendo.
Es necesario poner la vista atrás para seguir avanzando, terminar o iniciar algunos proyectos como los aparcamientos de la Ribera, la estación de autobuses, el paseo marítimo del Guadalete, la construcción del puente, la puesta en marcha de los terrenos del Caballo Blanco, expropiando si fuera necesario, sacar a subasta o permutar parte del patrimonio municipal o quizás no es una vergüenza la Casa de la Juventud en la calle Federico Rubio. Hacer un plan integral del arreglo trasera y así un largo etcétera.
También sería deseable que pudiera ser navegable el Guadalete desde la Corta, donde supondría la instalación de industrias en sus orillas, soñar no cuesta dinero pero resulta gratificante.
La Corporación municipal, presidida por el Partido Popular, cuenta con el apoyo total de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, hecho que debe aprovechar ya que su presidenta es una portuense más bajada de la montaña para instalarse en nuestras playas y enamorarse del río del olvido, algo que siempre agradeceremos a esta gran mujer a la que adoramos y respetamos.
Fuimos la envidia de la provincia, en el espejo en el que se miraban todos pueblos como Chiclana, Rota, Sanlúcar, Chipiona, Conil, ciudades que han ido prosperando estos años y que nos han dejado en el furgón de cola.
Somos el farolillo rojo y se hace necesario alcanzar los primeros puestos y para ello, la Corporación municipal debe actuar al unísono. Los concejales tienen la obligación de llegar a acuerdos que beneficien a los ciudadanos, anteponiendose los intereses generales a los partidos y particulares.
La marcha de ciudad depende como todos sabemos de los presupuestos que deben ser ajustados a las necesidades más perentorias y por tanto, discutidos hasta la extenuación y aprobados por unanimidad. Sería lo deseable. Estos momentos y para alcanzar los niveles debe ser la concejalía de Turismo la que reciba una dotación mucho mayor de la que hasta ahora viene administrando, qué bien se podría cifrar en al menos en 750.000 euros.
Así que ya sabe señor concejal, a currar (nunca ha sido un verbo mejor empleado). Empezando por los ediles de su partido y luego a los de la oposición, sobradamente sabemos que no estaría de más, pero querido Curro, en los políticos no escasea la inteligencia sino la constancia.
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