Sólo desde la ignorancia puede considerarse como inquietante la presencia de efectivos y equipos de nuestros ejércitos por las calles, cielo y río de Sevilla, tal y como algún indocumentado ha llegado a señalar en las redes sociales. Sólo desde un falso progresismo mal entendido pueden verterse dudas sobre el verdadero sentido democrático de la celebración del Día de las Fuerzas Armadas que acabamos de disfrutar en la capital de Andalucía. Sólo desde la mayor de las insensibilidades se pueden despreciar unos actos que han tenido como detalle central el reconocimiento debido a los 186 militares fallecidos en misiones internacionales en los últimos 30 años. Intervenciones en favor de la paz, prácticamente, en todos los rincones del mundo. Un servicio, en fin, desarrollado exitosamente y con una profesionalidad absoluta. Su ejecución, ha dado prestigio y nombre a este país más allá de nuestras fronteras a pesar, en muchos casos, de la escasez de recursos con los que se ha contado.
La verdad es que rebatir a aquellos que se revisten de un impostado pacifismo para restar credibilidad a lo que se vivió el pasado sábado por las calles de la ciudad hispalense, resulta una tarea fácil. Bastaba con observar el entusiasmo de la gente de a pie con sus militares para que cualquier apreciación que se haga, fruto de prejuicios trasnochados, caiga por su propio peso. El respaldo y el favor con que cuentan las FFAA entre los españoles está fuera de toda duda. Así se refleja en los diferentes barómetros que realiza el CIS en donde se les sitúa, sistemáticamente, como una de las instituciones más queridas y respetadas por nuestra sociedad algo que, en particular, se puso de manifiesto, una vez más, aquí con estos fastos. Con todo, hay que admitir que queda mucha tarea por delante. Como reiteradamente señala el Jefe de la Fuerza Terrestre, con sede en Sevilla, Teniente General Juan Gómez de Salazar, quien ha jugado un papel esencial desde su responsabilidad en la cercanía de los ciudadanos con su Ejército, es necesario insistir en que hablar de Defensa es hacerlo de nuestra seguridad, la de todos. Si queremos preservar nuestra libertad, justicia, desarrollo y democracia, se ha de pagar el precio de la seguridad. De eso se trata, ni más, ni menos. Un respeto.
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