Ni ángel ni diablo. Depende de a quién preguntes. Si se hace la interrogación a los de los chalecos amarillos, que lo han puesto en jaque durante una decena de fines de semana, incendiando lo que cogían a su paso en París y en las principales ciudades francesas, la respuesta es evidente, lo han dicho con fuego. Si se interroga a la extrema derecha de Marine Le Pen, que acaba de ganar por un punto las elecciones europeas a Macron también sostendrán que es un presidente que entrega la soberanía nacional a una instancia exterior a Francia, a la Unión Europea. Idéntico mensaje que en España ha puesto de manifiesto Vox en los pocos debates a los que ha acudido. Macron representó una bocanada de aire fresco europeísta, pero con exceso de liberalismo en una sociedad, como la francesa, muy estatalista.
Aquí arranca la visita de Pedro Sánchez al Elíseo. ¿Cómo cortar el auge de la extrema derecha antieuropea en la Unión? ¿Cómo conformar unas nuevas instituciones que se acerquen más a los ciudadanos europeos? ¿Cómo puede España obtener más presencia en las instituciones europeas ahora que el grupo de los socialistas españoles es de los más poblados del Europarlamento?
El Consejo Europeo – reunión de los jefes de gobierno- tiene cierta provisionalidad. Los gobiernos del Reino Unido y Austria han caído en estos días; los de Grecia y Dinamarca han adelantado elecciones, por los resultados obtenidos en las elecciones europeas y los de España, Bélgica y Finlandia están en funciones. En esas condiciones hay que empezar a preparar la elección del presidente de la Comisión Europea, el principal de los cinco cargos en juego, y a los presidentes del Consejo Europeo y del Parlamento, al alto representante para la Política Exterior y al gobernador del Banco Central Europeo. La crème de la crème, la flor y nata del mastodonte casi inabarcable en que se ha convertido la Unión. Nos ha salvado de las guerras intraeuropeas, de los odios nacionalistas y de las guerras comerciales, haciendo de Europa el destino añorado por millones de personas.
El encuentro tendrá consecuencias en España porque el liberalismo europeo ve con los peores ojos las maniobras de Rivera para gobernar con la extrema derecha en España, a la que Macron y Sánchez –también Merkel- quieren frenar, cercar y no darle ninguna oportunidad de influencia. La papeleta es para Rivera.
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