El Ministerio de Hacienda, cuya titular en funciones es la sevillana María Jesús Montero, aprobó el pasado 15 de mayo la ampliación de la Zona Franca de Sevilla, que pasará de los actuales 719.876 m2 a 1,2 millones cuando se complete el vallado perimetral de esta área de expansión. El objetivo de la ampliación es que las ventajas fiscales de que gozan este tipo de recintos se extiendan a las empresas del sector metalmecánico instaladas en los antiguos astilleros y sus aledaños (GRI Towers, Tecade, Megusa, Ditecsa, Astilleros del Guadalquivir, Gmetal y Apimosa), para que las mismas se sumen a las ya comprendidas dentro de la Zona Franca original (Sevitrade, Jannone, Hispalense de Líquidos, Transformados Huévar, Terminal Portuaria Esclusa, Ingles Steel y Cuadros Eléctricos Nazarenos).
Cuando durante el mandato de Zoido se festejó a bombo y platillo la aprobación de la Zona Franca, se dijo que había al menos un centenar de empresas interesadas en instalarse en Sevilla gracias a la concesión de este recinto aduanero especial, pero en todo este tiempo en puridad podría decirse que sólo se ha captado una compañía: los laboratorios farmacéuticos VIR. Con ser interesante la ampliación para los que ya están, el gran reto sigue siendo el mismo que al principio: atraer nuevas empresas y que no sólo se amplíe la nómina de la Zona Franca con las que acumulan antigüedad en el puerto.
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