La subida del 22% del salario mínimo ha empezado a dar sus frutos en el primer mes del año que comenzamos, ha aumentado el número de parados y ha disminuido notablemente la afiliación a la Seguridad Social. Todos los economistas de relieve, incluido el que fuera ministro de Economía, el socialista Carlos Solchaga, dicen que es un disparate, porque no solo se trata de lo que cobra el empleado, los 900 euros, sino lo que hay que pagar a la Seguridad Social que le cuesta al empresario más de 400 euros.
Debemos tener en cuenta que el 99% son pequeñas o medianas empresas, muchas de ellas en manos de autónomos que apenas llegan con sus beneficios al final de mes. Ojalá que la economía se consolide y se pueda mantener o aumentar ese salario mínimo, pero lo veo difícil porque el narcisismo del presidente Sánchez no tiene límites.
Hay que mirar más al futuro de los ciudadanos y no al propio, ya que sólo tiene ojos para ver su ombligo y el Palacio de la Moncloa. Y una prueba de lo que dijo queda reflejado en el diálogo que mantiene con el impresentable Torra, bajándose los pantalones, humillando al Estado y por tanto a todos los españoles, admitiendo a un mediador internacional como si de dos potencias se tratara.
España es un reino y Cataluña una comunidad autónoma que forma parte del mismo y nunca podrá estar a la misma altura, que es la pretensión de los independentistas presentándole 21 puntos para la formación que nos lleve a la proclamación de la República catalana, porque en caso contrario no darán el visto bueno a sus presupuestos generales y por tanto tendría que convocar elecciones que es lo que España está clamando a voces, algo a lo que usted no está dispuesto sabedor de que las perdería.
Decía Abraham Lincoln que ningún hombre es lo bastante bueno para gobernar a otros sin su consentimiento y usted ha llegado al gobierno sin el consentimiento de los españoles. Nunca España había caído tan bajo y usted llegar tan alto.
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