Editorial Sevilla

Andalucía, nuevo ciclo

Serán los indicadores, desde el informe PISA hasta el número de parados y las listas de espera, los que medirán al nuevo presidente andaluz

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Juan Manuel Moreno (PP) se convirtió ayer en el séptimo presidente de la Junta de Andalucía (contando a Plácido Fernández Viagas, que lo fue de la Junta preautonómica) y en el primero no socialista tras ser investido, tal como estaba previsto, con los votos de PP, CS y Vox. De esta manera se consuma un cambio histórico en nuestra tierra, para el que ha habido que esperar casi 4o años. Ahora se abre una nueva etapa en la que habrá que confiar en que se rebaje el ambiente de injustificada crispación con el que los partidos de izquierda y organizaciones afines han recibido, echándose a la calle, al nuevo mandatario, agitando el fantasma del miedo al futuro y a una regresión en las libertades y derechos conseguidos durante la Democracia.

Como mínimo habrá que otorgar a Moreno Bonilla los cien días de gracia que se conceden a los nuevos gobernantes para darles tiempo a “aterrizar” y antes de prejuzgar una acción de Gobierno que ni siquiera se ha producido. El séptimo presidente de la Junta ha expuesto un esperanzador programa reformista, como no podía ser menos para una región que precisa de un impulso y salir de los últimos puestos en la mayoría de los indicadores. Serán esos mismos indicadores objetivos, desde el informe PISA hasta el número de parados, pasando por las listas de espera sanitarias, los que servirán de espejo para medir al primer Gobierno no socialista en la historia de Andalucía.

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