¡Feliz año 2019 para todos! Este será el deseo más repetido desde mañana, sentido y de corazón en unas ocasiones y superficial e inconsistente en demasiadas veces. Pero ¿dónde buscar la felicidad? Sócrates, y posteriormente Platón y Aristóteles y tantos otros pensadores, afirman que la felicidad es el gran bien del ser humano, detrás del cual vamos todos. La filosofía socrática habla de tres tipos de bienes que inciden en la adquisición de la felicidad: los que son constitutivos del ser humano, los bienes materiales y los bienes instrumentales. Los primeros se refieren al conjunto de valores y capacidades que forman parte de nuestra identidad, los segundos hablan de los elementos materiales que necesitamos para vivir (vivienda, comida, vestido, salud, etc) y los últimos son los aparatos, las máquinas que utilizamos para mejorar nuestra vida. Nuestro modelo de vida occidental ha ido primando la adquisición de los bienes materiales e instrumentales a través de una potente sociedad de consumo, que ha desembocado en un consumismo desmedido. Hasta el punto que la búsqueda de la felicidad se basa en la adquisición creciente de bienes de consumo materiales, sin tener en cuenta, en igual medida, el desarrollo de los valores y habilidades interiores, el potencial humano, que son los bienes constitutivos. Esto produce un desequilibrio en nuestra vida personal, en la sociedad y en el medio ambiente. Si sólo vamos detrás de la adquisición de bienes materiales, nuestra satisfacción es tan efímera como los propios bienes, y sacrificamos algo muy valioso y escaso, como es nuestro tiempo, para ganar la mayor cantidad de dinero que permita comprarlos. A nivel social, se incrementan y consolidan las desigualdades, que traen injusticia e inestabilidad. Y desde el punto de vista ambiental, el modelo consumista de búsqueda de la felicidad produce un impacto insostenible, porque hacen falta más recursos y se generan más desechos. ¿Dónde buscar la felicidad en 2019? Evidentemente no se trata de renunciar a los bienes materiales e instrumentales. Pero necesitamos una mayor presencia de los bienes esenciales del ser humano para equilibrar. Desarrollando nuestro potencial interior, dependemos menos del exterior, y posiblemente nuestro grado de satisfacción personal sea mayor. ¿Ejemplos de bienes constitutivos? Sensibilidad ante la belleza, capacidad reflexiva, altruismo, y muchos más. Y todos los seres humanos podemos desarrollarlos.
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