La verdad es que me hacían falta urgentemente estas largas vacaciones que me han dado en el manicomio. Porque, no sé si ustedes se han dado cuenta, pero aquí están todos con la cabeza averiada, menos yo. Un día se me van a cruzar los cables, voy a coger y los voy a poner como relojes, aunque me echen de aquí. Bueno, ya estamos aquí otra vez dispuestos a que la cosa no decaiga. Sin embargo me he venido un poco preocupado por el tema ese de las bombas.
Aquí no los hay más tontos porque no se entrenan suficientemente. Los moros no se lo acaban de creer. Al final se van a terminar mosqueando con nosotros y dirán que vale, tío, que, si no me vendes las bombas, tampoco me haces los barcos que te encargué. Se recogen la chilaba, se fuman lo que ya sabemos, ponen cara de póker y esperan que los suicidas muevan ficha. Mientras, nuestros políticos dando bandazos y cambiando más que los precios de la luz. Y en La Isla, sedienta de trabajo, ha cundido el pánico, como es natural. Pero, no nos vayamos a engañar, ha cundido el pánico entre los curritos perjudicados directamente y que están a pie de obra, porque al parecer el tema no afecta a algunos políticos que andan diciendo que si la paz mundial, que si la concordia humana, que si la biblia en pasta.
Estos políticos, que para la galería quedan muy guay del Paraguay, tendrían que convencer con su palabrerío maravilloso también a los ingleses, a los franceses y a los chinos, por decir unos cuantos novios, de que no les vayan a vender ellos a los moros lo que nosotros no queremos venderles. Si no lo hacen así, la paz mundial y la concordia entre los humanos se iría a un sitio bastante lejos. Y ya me he enterado de que los ingleses, los franceses y los chinos están locos por que España no venda las bombas para venderlas ellos.
Yo no sé si las querrán para defenderse o para atacar, si las guardarán para mejor ocasión o las emplearán ya…Lo que sí sabemos en el manicomio es la fórmula ideal para que no nos tengamos que meter en malos rollos y no nos veamos obligados a vender bombas ni hacer fragatas. Hasta el más volado de la planta cuarta dice que, si los que mal rigen nuestro destino tuvieran más vergüenza, se apresurarían a eliminar por lo menos la mitad de políticos, el Senado, las Diputaciones, los asesores, los cargos de confianza, las pensiones vitalicias, los aforamientos, los robos despiadados a que han sometido a esta nación, las comisiones abusivas y un largo etcétera de privilegios que tienen a mal traer a nuestra pobre economía.
Claro está que yo estoy loco y no sé lo que digo, pero es lo que piensan los que andan encerrados aquí todo el día sin otra cosa que hacer más que darle al tarro. Esos mismos políticos son los que se han encargado de enseñarnos a lo largo de mucho tiempo que por un montón de votos son capaces de partirse la cara y lo que haga falta. Todo para seguir doscientos años más en el poder. Y encima algunos dicen que total, que ellos van a seguir cobrando lo mismo haya o no haya barcos. Estupendo. Pero que conste que el sentir de los locos es que España es un país multimillonario que no necesitaría recurrir a vender nada y que está más falto de honradez y de vergüenza que de filosofía y demagogia barata. Me alegro de estar otra vez contando locuras a los cuerdos.
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