El regreso a su barrio de la Hermandad de las Viñas despidió este domingo la Semana Santa en una jornada en la que también se llevó a cabo el traslado a la capilla del Calvario de los titulares de la Hermandad de la Piedad y que con anterioridad había tenido como protagonista a Cristo Resucitado. La de este año fue una jornada atípica por dos factores: el cambio horario que este año estrenaba la Hermandad del Resucitado y el regreso de las dos cofradías que debieron refugiarse en la noche del Viernes Santo para esquivar la lluvia.
La novedad que este año introducía la corporación con sede en la Catedral parece acertada, toda vez que tanto Cristo Resucitado como la Virgen de la Luz contaron con un mayor respaldo popular en la calle. La cofradía partió del primer templo diocesano pasado el mediodía y fue acompañada de más público que el habitual. El cortejo se presentó en la calle con apenas medio centenar de nazarenos y ganaría bastantes enteros si caminara con mayor diligencia.
En cualquier caso, la hermandad parece en franca recuperación. En esta ocasión, el primero de sus pasos presentó la talla del frontal de la canastilla y ya empieza a vislumbrar formas interesantes. La cofradía contó con el acompañamiento de la Agrupación Musical San Juan y la Banda de Música del Nazareno de Rota, siendo las cuadrillas de costaleros comandadas por Manuel Monje y Jesús Sánchez Lineros, respectivamente.
El epílogo de la Semana Santa
El Domingo de Resurrección hubiera finalizado pasadas las cinco de la tarde en la Catedral de no ser porque Las Viñas y La Piedad debían regresar a sus respectivas sedes tras haberse refugiado en la noche del Viernes Santo en Santo Domingo y el primer templo diocesano, respectivamente. Cristo Yacente y la Virgen de la Piedad regresaron a la capilla del Calvario sin hacer ruido y desprovistos de cualquier tipo de acompañamiento musical. Lo suyo fue un traslado forzado en buena medida por las circunstancias que se rodearon en la noche del Viernes Santo.
Distinto fue el caso de la Hermandad de las Viñas, que regresó a su barrio en medio de un ambiente más propio de una procesión extraordinaria que de un mero traslado. La Agrupación Musical de la Sentencia y la Banda de Música de Villalba del Alcor acompañaron al Cristo de la Exaltación y a María Santísima de la Concepción, respectivamente. El barrio se volcó con su cofradía desde el mismo momento en que partió de Santo Domingo, a las cinco y media de la tarde. Queda para el recuerdo el encuentro en la calle Arcos con la Hermandad de la Coronación y el paso bajo el puente que de algún modo marca la frontera entre Jerez y La Vid. Puente y aparte, que dicen los cofrades de Las Viñas...
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