La Fábrica de Vidrio La Trinidad de Sevilla constituye hoy una piedra angular para una nueva manera de entender la intervención en el patrimonio arquitectónico en la ciudad de Sevilla debido a la existencia de un nuevo contexto internacional de protección de los bienes industriales reflejado en la Carta de Nizhny Tagil (17 julio de 2003, en Moscú) redactada por The International Commitee for Conservation Industrial Heritage que es asesor especial de ICOMOS en cuestiones de patrimonio industrial y que, en su sección española, forma parte de la Plataforma Ciudadana “Salvemos La Fábrica de vidrio La Trinidad de Sevilla”.
También consideramos, en este giro de la cultura del patrimonio, la Declaración de Viena sobre la Conservación de los Paisajes Históricos Urbanos (Memorandum de Viena, de 2005) donde se subraya la necesidad de entender la ciudad a partir de una evolución gradual de la ordenación del territorio donde se expresen los valores económicos y socioculturales inherentes a cada sociedad. La historia de La Fábrica de Vidrio Trinidad es, por muchas razones, la historia de Sevilla durante el siglo XX.
Su construcción a principios del siglo XX (1902) constituye uno de los escasos ejemplos de gran industria de nueva planta de la ciudad de Sevilla. La vida de la fábrica comienza con la misma persona, Luis Rodríguez Caso, que también puede ser considerada como el iniciador de la Sevilla patrimonial del siglo XX, ya que fue el inventor e impulsor de la famosa Exposición Ibero-Americana de 1929. Este conjunto industrial, de propiedad municipal, tras la aprobación del PERI NO 5 recientemente, cuenta con la declaración BIC como Lugar de Interés Etnológico y constituye un ejemplo relevante de la industrialización andaluza y sevillana contando con importantes recursos asociados de carácter mueble y documental.
Y, debe ser resaltado, dispone del apoyo de una plataforma ciudadana y vecinal, la “Plataforma Ciudadana Salvemos la Fábrica de Vidrio la Trinidad” para colaborar en su reconversión como Museo de la Fábrica La Trinidad, Centro Cívico del barrio y Escuela Taller del Vidrio. El proceso de apropiación patrimonial ciudadana que se ha producido, desde su cierre en 1999 hasta la actualidad, en relación con La Fábrica de Vidrio la Trinidad por parte de los vecinos de su entorno urbano y social (Avenida de Miraflores, Carretera de Carmona y Barriada Retiro Obrero) expresa con rotundidad los resultados de una interacción simbiótica entre el territorio urbano, los espacios de la producción industrial, los modelos residenciales de ocupación, los diferentes modelos de ordenación urbanística y la dimensión inmaterial simbólica de los espacios del trabajo, en una colectividad que los habitó y los sigue viviendo.
A ello debe añadirse que existe un consenso de ciudad sobre La Fábrica de Vidrio la Trinidad expresado en el Acuerdo Municipal del Pleno del Ayuntamiento de Sevilla de 18 de marzo de 2011, aprobado por unanimidad para su rehabilitación y reactivación. Por si no fueran suficientes argumentos la Fábrica de Vidrio la Trinidad ya forma parte de la Lista Indicativa de Protección del Plan Nacional de Patrimonio Industrial del Ministerio de Cultura desde el año 2016. Hemos de mencionar que la Fábrica de Vidrio La Trinidad de Sevilla cualifica de una manera sustantiva y esencial la zona urbana que se articula en torno a la avenida de Miraflores, siendo un Paisaje Histórico Urbano que posee un elevado interés patrimonial dados sus valores históricos, arquitectónicos, industriales, sociales y etnológicos, al constituir un lugar de memoria, de relaciones y, como dicen sus vecinos, de espacio anti-estrés marcado por la calma, las conversaciones pausadas, las relaciones vecinales, los intereses compartidos, la lentitud de la vida de barrio, la calidad urbana y el sentido de memoria del trabajo y de pertenencia a un espacio singular de la historia de la ciudad.
De esta manera debe iniciarse un proceso de regeneración urbana en el cual el patrimonio industrial, constituido por la Fábrica de Vidrio La Trinidad, en sus nuevos usos, una vez realizado el Plan Director pertinente, se convierta en un motor dinámico, activo y transversal que proporcione mayor calidad de vida a sus ciudadanos en sus dimensiones de generación de empleo, memoria del trabajo y reconocimiento simbólico del patrimonio cultural. Los ciudadanos de hoy, y los de las futuras generaciones, tienen el derecho a la preservación, conocimiento y disfrute de un bien patrimonial tan rico y complejo como es el de esta fábrica, y las administraciones a conservarlo, de manera que su reactivación se convierta en un factor de regeneración urbana, social y económica del sector comprendido entre la ronda de Capuchinos, la avenida de Miraflores y la carretera de Carmona.
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