Acento andaluz

¡No más clasistas! Ya hay muchos fuera contra Andalucía

Andaluces, ni un átomo de nuestra energía en combatir la memez interna. Es un estercolero restringido a unos pocos que además están solos...

Andaluces, por favor, no levantaos en armas en casa. Tan andaluz es un cordobés como un gaditano, un sevillano, un malagueño, etcétera. Hay muchas Andalucías en Andalucía, cada una con sus singularidades, pero más fuertes y pujantes desde la unidad. La única batalla que nos concierne es contra aquellos -cada vez en mayor número- que nos atacan desde fuera.

Por ello, no me preocupa que el empresario cordobés Miguel Ángel Tamarit diga que en Cádiz “son graciosos pero no se trabaja”. Es un cretino que no representa a un pueblo sabio como el andaluz que siempre fue solidario y que abomina del localismo que descansa en el asidero del egoísmo territorial para intentar avanzar más que el vecino, sin percatarse, desde su propia cerrazón, que con su miopía aguda contribuye a frenar el desarrollo de todos, incluido el suyo. Insisto: no me preocupa este individuo porque la estulticia no tiene cura, pero sí hay que tener cuidado con que se extienda la necedad, que no es la ignorancia, sino la asociación mecánica de las ideas.

Andaluces, ni un átomo de nuestra energía en combatir la memez interna. Es un estercolero restringido a unos pocos que además están solos. ¡Paisanos, hermanos!, nuestra lucha radica en combatir el clasismo territorial que desde Madriluña -como ha acuñado Manu Sánchez- nos está haciendo daño, aquel que ha emergido con virulencia cada vez que un andaluz acarició cotas de poder nacional. Les pongo tres ejemplos muy gráficos: sin entrar a valorar los méritos que les atesoraban o los errores que les restaron, a Susana Díaz le perjudicó ser andaluza en las primarias del PSOE, a Santiago Herrero en su carrera a la presidencia de la CEOE y una campaña contra el acento sevillano de la serie La Peste persigue minar el incuestionable talento del director Alberto Rodríguez.  Es decir, los andaluces podemos ser bufones, como se enerva una destacadísima política andaluza, pero no liderar otros ámbitos porque somos catetos, indocumentados, indolentes y fiesteros enfermizos. Ésta es la contienda que requiere de todas nuestras energías para revertir que se use el tópico injusto y trasnochado como ariete de desgaste contra nuestras aspiraciones legítimas para avanzar.

Posdata sobre la AP-4: Quedan 702 días para que finalice el injusto peaje de la autopista Sevilla-Cádiz. A colación, en los carnavales de Cádiz, la chirigota ‘Cádiz de mi arma’ cantó esta semana: “Somos gaditanos cerraos, somos sevillanos malajes y, si nos ponemos a una, quitamos el peaje (…) Somos tontos por pagar y ahora son 7.30. ¡Rajoy cabrón, abre la valla!”.

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