En la operación fueron detenidas en Tarragona y Murcia cinco personas, que tenían previsto fugarse a Rumanía el mismo día del arresto, tras una persecución de más de 200 kilómetros por carreteras de la costa, según informa la Dirección de la Policía y la Guardia Civil.
Los integrantes de la banda enviaban a mujeres y niños a domicilios que creían deshabitados, quienes, tras comprobar que no había nadie en su interior, forzaban la puerta y sustraían joyas, dinero y otros objetos de valor que podían transportar en bolsos que entregaban a hombres que esperaban en sus vehículos en las proximidades.
Los objetos robados eran entregados rápidamente a peristas que los sacaban inmediatamente de España para revenderlos o fundir el metal en el caso de las joyas.
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