El Tribunal Superior de Londres atenderá hoy el caso del bebé de 11 meses Charlie Gard, que tiene una enfermedad congénita terminal, para que evalúe unas nuevas pruebas médicas a fin de que el pequeño sea tratado en Estados Unidos.
Nuestro amor por Charlie es tan fuerte que es lo que nos mantiene fuertes y, seguimos, porque tenemos esperanzaEl caso de Gard ha generado un gran interés mediático después de que sus padres, Connie Yates y Chris Gard, iniciaran una campaña para impedir que sean desconectados los aparatos que mantienen a su hijo con vida en el hospital Great Ormond Street de Londres.
Las intervenciones del papa Francisco y del presidente de EE.UU., Donald Trump, al apoyar a los padres, han generado interés por el estado del menor, que no puede escuchar ni ver y que no puede moverse al haber heredado un gen defectuoso conocido como RRM2B, que afecta a las células responsables de la producción de energía.
El mal se conoce como síndrome de disminución mitocondrial, por lo que Charlie necesita un ventilador de respiración asistida.
El hospital donde permanece ingresado ha remitido el caso otra vez a los tribunales después de que un grupo de expertos extranjeros manifestasen que hay un tratamiento en estado experimental que podría ayudar a mejorar el estado del bebé, si bien han aclarado que aún no ha sido siquiera probado en ratones.
La Justicia británica había dado hace unas semanas la razón al hospital al dictaminar que se desconectasen los aparatos de Charlie porque no tiene posibilidades de curarse.
Sin embargo, los padres continuaron una incansable campaña y escribieron incluso al papa Francisco para pedir ayuda con el objetivo de impedir que los médicos desconectasen el ventilador.
Los padres quieren llevar a su hijo a Estados Unidos para que sea sometido a este nuevo tratamiento de terapia nucleósida.
A la luz de esta posibilidad, el hospital ha pedido al Tribunal Superior de Londres que la evalúe en una vista prevista para hoy a las 14.00 hora local (13.00 GMT).
La madre del niño ha calificado la situación de la familia de "un infierno" y recalcó, en unas declaraciones hoy a la BBC, que su hijo aún "está luchando" por vivir.
"Nuestro amor por Charlie es tan fuerte que es lo que nos mantiene fuertes y, seguimos, porque tenemos esperanza", recalcó Connie Yates.
Esta condición genética, que padecen 16 niños en todo el mundo, causa una progresiva debilidad muscular y daño cerebral porque el organismo no produce energía para los órganos, por lo que el hospital pidió inicialmente que se le dejase morir con dignidad.
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