Investigadores de las universidades de València, Cádiz y Sevilla han propuesto un modelo de estudio para ver cómo influye la imagen que los jóvenes de 14 a 21 años tienen de sí mismos con conductas que permanecen en etapas posteriores y que pueden derivar en trastornos emocionales de distinta índole.
Según fuentes de la Universitat de València (UV), los expertos pueden diagnosticar de manera temprana patologías relacionadas con la insatisfacción de su propia imagen atendiendo a factores como la preocupación por la ropa o por el peso, las actividades sociales y la restricción de la comida o el ejercicio físico.
La catedrática del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UV, junto a científicos de las universidades de Cádiz y Sevilla han desarrollado este modelo de estudio en colaboración con el hospital Virgen del Rocío y el Instituto de Salud Carlos III y han publicado el trabajo en la revista 'Psychiatry Research'.
Según las conclusiones del estudio, difundido por la Fundación Descubre, el hecho de que una persona plantee una determinada acción para modificar aspectos de su cuerpo con los que no está satisfecho, "puede derivar en un estilo de vida que permanezca a largo plazo", han indicado.
"Sentir más o menos satisfacción con el propio cuerpo es algo que podemos llevar mejor o peor; pero es lo que estamos dispuestos a hacer para conseguir vencer nuestra insatisfacción corporal, lo que lleva a dificultades de funcionamiento", ha destacado Conxa Perpiñá.
La catedrática ha indicado que esto suele traer problemas, "mucho más en la adolescencia por ser un periodo crítico", por lo que es importante "enseñar a nuestros niños y adolescentes a valorar sus cuerpos en la diversidad", ha agregado.
En su análisis, los expertos han partido de tres variables iniciales: género, grado de insatisfacción por el propio cuerpo y la orientación de la apariencia, es decir, "las acciones que se toman o no para mejorar esa insatisfacción", que se relaciona con lo que la persona piensa de sí misma y cómo la ven los demás.
Según los expertos, "aspectos como la edad, el género, la clase social, enfermedades o fármacos, consumo de alcohol o drogas se suman a otras características como el nivel de ansiedad o de depresión, que desempeñan un papel fundamental en la autoconciencia sobre el físico".
El investigador del grupo de Alteración Mental y Disfunción Social de la Universidad de Sevilla Juan Francisco Rodríguez Testal ha explicado que en el estudio han valorado distintas variables "estableciendo múltiples relaciones directas e indirectas entre ellas para obtener un modelo válido que explique las causas y pronostique las consecuencias".
Con el análisis de estas variables extraídas a través de una batería de preguntas realizadas a 661 jóvenes de entre 14 y 21 años, los investigadores han concluido en que a los 16 años la idea sobre insatisfacción y la orientación hacia acciones de mejora aumentan.
También han determinado que la población más vulnerable hacia conductas que puedan perdurar en el tiempo o que desemboquen en patologías es más temprana, "tanto por el nivel de ansiedad que presentan como por las orientaciones de la apariencia hacia las que derivan, más continuadas y exigentes", han concluido
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