Seis siglos han pasado desde que el jueves posterior a la festividad de la Santísima Trinidad se señala en rojo en el calendario de la historia viva de Sevilla. 600 años alabando a Jesús Sacramentado por las calles de la ciudad con todo el esplendor que merece Su Divina Majestad.
Así, y tras una víspera de miércoles para enmarcar en lo multitudinario y en lo ostentoso, Sevilla madrugó en su justa medida para recibir al Santísimo Sacramento del Altar en una procesión que sigue en su proceso de extensión. Casi dos horas y cuarenta y cinco minutos de paso de un cortejo con más de 4.000 participantes y tediosa por momentos. Aunque bendito problema tiene la Iglesia si es que lo fuera la multitudinaria participación.
Con puntualidad asomaron los niños carráncanos de la Sacramental del Sagrario por la Puerta de San Miguel. A las 08.15 horas comenzaba a discurrir la procesión del Corpus Christi que organiza el Cabildo Catedral y quince minutos más tarde lo hacía la Misa Estacional en el Altar de Jubileo presidida por el arzobispo Juan José Asenjo.
El primero de los nueve pasos procesionales, el de Santa Ángela de la Cruz, llegaba como acostumbra exornado por la Hermandad de la Amargura y precedido por las Hermandades de Gloria. Le seguían las Santas Justa y Rutina, este año preparado por la Hermandad de San Gonzalo con un detalle tan señalado como las cuatros jarras cerámicas que conformaban las esquinas del paso, haciendo alusión a la profesión de estos dos mártires trianeros. Cabe reseñar que además este año las portadas del Corpus reflejaban la fachada de la Parroquia de San Gonzalo, conmemorando los 75 años de historia de la corporación y la próxima coronación canónica de Nuestra Señora de la Salud.
Luego era momento para los hermanos arzobispos de Sevilla, santos de la Iglesia, San Isidoro y San Leandro. Dos formidables tallas de Duque Cornejo del siglo XVIII que de la mano de San Isidoro y la Macarena, respectivamente, volvieron a lucir sus repujados atuendos en plata por las el centro de Sevilla. Momento central llegaría con el Patrón de la Ciudad, la imagen del Rey San Fernando, acompañado por la Banda Municipal de Sevilla.
La ciudad comenzaba a tomar cuerpo y las calles a llenarse de público cuando el calor más apretaba. Así en la segunda parte de la procesión pudimos disfrutar de la bellísima Inmaculada de Alonso Martínez (atribuida), del Niño Jesús de Martínez Montañés, de la Santa Espina o Custodia chica y de la magistral obra de orfebrería de Juan de Arfe en un Custodia que cobija a Jesús Sacramentado. Hubo pétalos para el Santísimo Sacramento y ovaciones cerradas para las Fuerzas Armadas que cerraban el cortejo. Los altares regresaron por la puerta grande y los balcones y escaparates lucieron con grandeza.
Fue un Corpus de los de antes, de los de siempre. De gente en las calles y lucimiento absoluto. Sólo faltaron unos grados menos de temperatura para completar el resurgir de una fiesta centenaria. Ah, y eso sí, en el debe de los ciudadanos la vestimenta. Hemos pasado de la elegancia en uno de las grandes fiestas a la más absoluta comodidad.
Un Corpus para la historia en Ondaluz TV
Fue un prodigio, toda una retransmisión a la altura la que Ondaluz Sevilla puso en pie para todos los andaluces a través de la red de cadenas de Ondaluz TV. Desde la Plaza de San Francisco, Plaza del Salvador, calle Francos y la calle Placentines para ver con todo lujo de detalles la procesión del Corpus.
Atravesó fronteras a través de la emisión online y nos dejó imágenes para el recuerdo como el regreso del Señor de la Sagrada Cena por la estrechez de Placentines. Casi cinco horas de retransmisión en riguroso directo para contar y mostrar una fiesta que sigue engrandeciendo el nombre de Sevilla.
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