Andalucía

Díaz marca a su Gobierno el objetivo de conflictividad cero

La presidenta recomienda escuchar más a la calle y aprender de los errores. En Sanidad y Educación tocará sofocar los conflictos aún enquistados.

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  • Marina Alvarez, consejera de Salud -

Susana Díaz se ha especializado en los últimos tiempos en fabricar incógnitas y todas encadenadas. La primera, la de si se postularía para intentar capitanear el PSOE, la despejó tras meses y meses de especulaciones y silencios estratégicamente controlados. La segunda, la de si sería capaz de volver a neutralizar a Pedro Sánchez, se la aclararon con un no los militantes en las urnas el 21 de mayo. Con la resolución de esta última se embarcó en una tercera: cuándo remodelaría su Gobierno ahora que se confiesa “centrada sólo en Andalucía” y con cuántos cambios de rostros. La resolución de la última de esas dudas enlazadas la difundió San Telmo a horas intempestivas, bordeando las 23:00 de un jueves y vía Twitter. Se supone que por una temporada acaban los misterios en torno a la presidenta. O no, quién sabe.

Cuadrado por fin el fondo de armario, a Susana Díaz le toca inocular a su Ejecutivo esos nuevos bríos que pregona su entorno desde que el órdago de Ferraz acabó hace 20 días en estrepitoso batacazo. El nuevo Consejo de Gobierno se estrena este lunes con la imperiosa necesidad de enterrar dos años largos de dudas en los que la política regional se entrelazó con la nacional. La consigna es que el segundo tramo de legislatura sea el de la reactivación de las consejerías, que sus titulares pisen más la calle que los despachos y, sobre todo, que no se mojen en nuevos charcos. Pero eso obliga a cerrar heridas.

Salud: recuperar la joya

La elección de Marina Álvarez es un guiño al sector sanitario, soliviantado en tiempos de Aquilino Alonso al sentirse ninguneado. A la ya exdirectora gerente del Reina Sofía se le presupone un profundo conocimiento del engranaje de la ahora deslucida joya de la corona andaluza. Al anterior consejero se le acusó de impulsar fusiones hospitalarias sin calibrar los desajustes prácticos que provocarían. Esos proyectos están en fase de derribo, pero a los profesionales les quedó el sabor de boca de que todo se hizo a sus espaldas y que sólo se reaccionó cuando la calle, comandada por Spiriman, levantó la voz. A Álvarez le queda la titánica tarea de convencer a ciudadanos y profesionales de que pese a las dificultades el sistema público funciona. Tiene más frentes, desde racionalizar plantillas hasta potenciar instalaciones y acabar con las protestas de los eventuales que no comparten los baremos que deben transformarles en interinos.

Educación: erial en la crisis

Otro gesto con carga intencional en Educación. A De la Calle la sustituye Sonia Gaya, cultivada en el sindicalismo de UGT. Es en la parcela laboral donde la Consejería sufrió en los años de la crisis. Las restricciones impuestas por el Gobierno central durante la crisis adelgazaron tanto las plantillas que ahora se prevén convocatorias de plazas masivas. Pero el daño está hecho: docentes desmotivados y tasas de interinidad abrumadoras. Le tocará también lidiar con conflictos colaterales: el de los profesores de conservatorios, el de la concertada cerrado en falso, la financiación obligatoria a centros que segregan por sexos o los flecos de un decreto de Educación Infantil  cocinado con prisas.

Empleo: caos en los cursos

A Sánchez Maldonado lo atropelló una paradoja: se le releva justo cuando Andalucía tira de la creación del empleo nacional. Pero no cayó por eso. Su consejería quedó estigmatizada por la trama de los cursos de formación, sin revitalizar tras cinco años de parón. Carnero deberá hacer los deberes y no deslizar en público, como su antecesor, que desconocía cuándo dinero quedaba por recuperar.

La aparente versatilidad de Aguilar

Consejera de Obras Públicas, de Cultura y ahora de Justicia. Y entre una y otra misión, ministra de Medio Ambiente. De Rosa Aguilar se llegó a especular que caería en la criba, pero resistió. Su handicap es que su nueva misión le es totalmente ajena. Lo suyo, eso sí, es vocación darwiniana: adaptación al medio. Su compañero Sánchez Haro toma Agricultura tras la salida de Ortiz, de perfil muy bajo pero de gestión eficaz.

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