Los atentados yihadistas ocurridos en el aeropuerto y el metro de Bruselas en marzo de 2016 hundieron al sector turístico de la ciudad, que un año después ha empezado a levantar cabeza y, para consolidar esa tendencia, recurre ahora a los personajes más amables del imaginario belga: Los Pitufos.
Los diminutos personajes azules de gorro blanco han abandonado las setas en las que residen habitualmente para difundir por España, Francia, Holanda, Alemania, Italia y el Reino Unido el mensaje de que Bruselas no es un nido de terroristas islámicos, sino el centro de un universo lleno de secretos por descubrir.
Para ello, la región capitalina ha invertido 4 millones de euros en una campaña de seis meses titulada "¿Dónde te llevará Bruselas", que enviará a los pequeños héroes del bosque creados en 1958 por Peyo (Bruselas, 1928-1992) a ciudades como Madrid, Roma, Londres, Amsterdam o Berlín.
En Bruselas, ciudad natal de estos personajes, está la estatua "pitufa" más grande del mundo, de 5 metros y 9 toneladas, que da la bienvenida al Museo de Figuritas Originales (MOOF) y que visitan 15.000 personas al año (21.000 de ellos españoles, un 14 %).
"Me parece una muy buena idea. En 50 años de historietas, todas terminan bien siempre. Nunca hay heridos ni muertos. Son muy fiables", declaró a Efe el responsable de MOOF, Eric Pierre, que celebra la iniciativa de la administración regional de convertir a Los Pitufos en embajadores contra el terrorismo y anuncia que regalará la entrada gratuita a todo el que acuda al museo disfrazado de Pitufo.
Abril ha sido el primer mes en el que el MOOF ha registrado niveles "normales de visitantes", comparables al período anterior a los dos ataques terroristas simultáneos de marzo de 2016, agrega Pierre.
Sus números coinciden con los valores de ocupación hotelera, que han vuelto a tasas de 2014, según el último barómetro hotelero de VisitBrussels, el organismo turístico de la región capitalina.
La campaña de Los Pitufos es solo una cara de los esfuerzos de Bélgica para "limpiar" su imagen de "Molenbeekistan", el apodo que algunos medios locales e internacionales dieron al barrio de Molenbeek, sobre el que pesa el estigma del yihadismo y donde fue hallado el único terrorista vivo de los ataques de París de noviembre de 2015, Salah Abdeslam.
"Nos dimos cuenta de que había una imagen muy difícil que había que recuperar. Pero el objetivo entonces era la investigación", afirma a Efe Frédéric Cauderlier, portavoz del primer ministro belga, Charles Michel, quien justifica así que la promoción más "amable" haya llegado pasado un año de los ataques.
De manera paralela a la iniciativa "pitufa" de la capital, el gabinete de Michel ha lanzado el eslógan "Belgium. Uniquely Phenomenal", en un intento de extender la campaña a todos los rincones del país y dar a conocer "aspectos de Bélgica que no son muy conocidos en el extranjero, y ni siquiera por los propios belgas", para atraer a más turistas e inversores.
Más allá de las estrellas del cómic, Bélgica presume de sus referentes artísticos, como el surrealista René Magritte o el cantante Jacques Brel. También de haber inventado el saxofón o redefinido el concepto universal de geografía con la creación de los mapas, sin olvidar sus ya conocidas patatas fritas o su maestría cervecera.
El coste del alquiler de las viviendas, inferior al de otras capitales europeas, los espacios verdes, la arquitectura modernista de Victor Horta o sus innovadores diseñadores de moda son otras de las "razones para ir a Bélgica" que destaca la campaña federal.
En los meses que siguieron a los atentados perpetrados por un mismo grupo de terroristas islámicos en París en noviembre de 2015 y en Bruselas cuatro meses después, con un total de 162 víctimas mortales, Bélgica se vio retratada como el país de la Unión Europea con más yihadistas per cápita en Siria e Irak y un Estado incapaz de hacer frente a la amenaza terrorista.
La imagen del país -con una administración en la que conviven autónomamente un norte flamenco, un sur francófono y un área capitalina- también se vio debilitada por críticas que apuntaban a una mala gestión de la seguridad por falta de coordinación entre las regiones.
Se trata de acusaciones "infundadas", según Cauderlier, quien niega ahora y en referencia al turismo que la multiplicación de promociones genere "competencia entre los mensajes".
"Son campañas complementarias. El objetivo en cualquier caso es reforzar la imagen del país", asegura el portavoz del primer ministro de un país que carece de "un organismo nacional que aglutine la promoción turística" y donde Valonia, Flandes y la región de Bruselas actúan por libre.
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