El eurodiputado británico Nigel Farage, exlíder del eurófobo partido UKIP, Nigel Farage, se declaró hoy dispuesto a actuar como "puente" entre el Gobierno británico y la futura administración estadounidense de Donald Trump.
Farage planteó esa oferta en una entrevista con la emisora de radio BBC, pero reveló que los miembros del Ejecutivo que dirige la primera ministra, al conservadora Theresa May, tienen prohibido hablar con él.
Desde las elecciones estadounidenses del pasado noviembre, el líder antieuropeo se ha reunido en tres ocasiones con Trump, quien sostiene que el fundador del UKIP sería un buen embajador del Reino Unido en Washington.
El Gobierno de May ha rechazado ese papel diplomático y el propio Farage descartó hoy la posibilidad de que pueda desempeñar otro tipo de cargo en el equipo de gobierno de Trump al recordar que tiene pasaporte británico.
No obstante, aseguró hoy que la negativa de Londres a aprovecharle como "intermediario" entre ambas partes demuestra que la política británica es "mezquina, de miras estrechas y tribal".
"Si alguien quisiera hacer negocios con la compañía más grande del mundo y hay una persona que tiene los contactos y conexiones, lo primero que haría es emplear a esa persona", arguyó el fundador del UKIP.
Farage, uno de los artífices de la victoria de "sí" a la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) en el referéndum del pasado junio, advirtió de que la "revolución política" iniciada con el "brexit" aún no ha terminado.
En este sentido, confió en que este proceso de cambio político se traslade también a EE.UU. con el ascenso al poder de Donald Trump en la Casa Blanca y en el Partido Republicano de ese país.
Farage, el primer político europeo que se reunió con Trump tras su victoria en las urnas, aseguró que ha sido tachado de "populista" por su oposición a la "elite global", aunque lamentó que ese término ha sido usado contra él de "forma peyorativa".
Al ser preguntado por el marcado aumento de los crímenes de odio registrado en el Reino Unido tras la pasada consulta, el político eurófobo confesó que él mismo ha recibido "un sinfín" de amenazas de muerte durante los últimos cuatro años y hasta diez en la pasadas dos semanas.
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