El ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi pidió hoy el "no" en el referéndum del 4 de diciembre sobre la reforma constitucional y dijo estar dispuesto a ser candidato en unas elecciones generales, cuya convocatoria exige.
Berlusconi aseguró en una entrevista con el diario "Il Messaggero" que se considera en condiciones físicas para presentarse como candidato de la derecha tras la operación de corazón a la que se sometió el pasado junio.
"Estoy en condiciones de entrar en una batalla decisiva para la democracia", aseguró el líder de Forza Italia (FI) quien no obstante reconoce que para ser candidato espera el resultado de la apelación ante el Tribunal de Estrasburgo a la sentencia de 2013 que le impide presentarse a un cargo público hasta 2019.
Berlusconi fue condenado en sentencia firme por la Justicia italiana por fraude fiscal y desde entonces está inhabilitado.
En el caso de que Estrasburgo revoque esa condena "el centroderecha no tendría la necesidad de buscar otros líderes", avisa el excavaliere.
El político aseguró que FI "en esta legislatura no apoyará a ningún Gobierno" y que será el presidente de la República, Sergio Mattarella, quien tendrá que decidir cómo resolver lo que Berlusconi califica como "delicada fase" tras lo que él asegura que será el fracaso del referéndum.
Llama a que ese periodo posreferéndum sea "breve" pero exige que se dé a los italianos la posibilidad de elegir en las urnas al Gobierno y recuerda que los últimos Ejecutivos no salieron de unos comicios.
El "no" a la consulta convocada por el Gobierno de Matteo Renzi se justifica, según Berlusconi, en que la reforma constitucional con la que estuvo de acuerdo al comienzo, se ha convertido finalmente en "inaceptable, absurda, negativa para la democracia".
Berlusconi considera que la reforma que retira la capacidad legislativa al Senado y que el Gobierno presenta a votación el próximo domingo se ha hecho finalmente al servicio del Partido Demócrata (PD, en el Ejecutivo).
El ex primer ministro califica de "leyenda" las dificultades financieras de Italia, cuyos datos macroeconómicos muestran que está estancada desde hace quince años, su deuda pública supera el 130 % de su Producto Interior Bruto y su banca sufre las consecuencias de una abultada cartera de créditos morosos.
"Esta es en realidad una leyenda construida expresamente para ahuyentar a los mercados y condicionar a los electores", según la interpretación de Berlusconi, quien dimitió en 2011 en medio de una fuerte presión de los mercados, con la prima de riesgo disparada y ante la amenaza de un rescate financiero del país.
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