Si bien la jornada de ayer comenzó tranquila, el Lunes de Feria fue cogiendo temperatura ambiental y ferial según avanzaban las horas. Se notó sin duda que se trata del primer día en el que la fiesta coincidía con día laborable para la mayoría.
Los cacharros y atracciones estaban mayoritariamente parados, no como en las jornadas precedentes en las que los menores hacían suya la feria desde bien temprano. En esta ocasión se tuvo que esperar hasta bien entrada la tarde para que los vecinos de la zona colindante a la Feria volvieran a escuchar la temible carga del séptimo de caballería de una de las atracciones.
Sin duda, si la caballería americana era capaz de repetir carga tras carga sin descanso como en el citado cacharrito, es merecedora de cuantas películas cinematográficas le hacen referencia. Diferente versión se obtendría si se pulsara la opinión de los vecinos de los alrededores, los indios, más de uno con ganas de salir a las 2.30 de la madrugada tomahawk en mano y dirección al recinto ferial.
Ambiente
Desde las 14.00 horas el Real se fue ambientando poco a poco con la llegada de los más madrugadores. Así hasta las tres de la tarde, hora en la que la actividad en muchas de las casetas comenzaba a ser frenética debido a las diferentes comidas.
Numerosas fueron los recintos que acogieron comidas de empresa, días especiales o celebraciones. En ellas, los camareros se afanaban por atender a la multitud que, de golpe y como aparecida de la nada, esperaba recibir su comida mientras disfrutaban de alguna copa para abrir apetito.
En algunas de las casetas la música en vivo volvía a hacer su aparición, con cuadros flamencos y orquestas desgranando lo mejor de su repertorio cuando los sentidos podían todavía apreciar la brillantez real y el oficio de los cantantes. Más tarde, según la tarde iba avanzando y la tirantez aflojando, los oyentes se volvían más benévolos con los artistas y sus interpretaciones.
Paralelamente, las sevillanas se iban haciendo un hueco en los tablaos centrales de muchas casetas. Eso sí, de aquellas que optaban por una música aflamencada o de feria tradicional. En ellas, muchas mujeres ataviadas con su traje estaban ya dispuestas a darlo todo, bien en la segunda, bien en la cuarta.
Con todo, puerta con puerta de estas casetas con aroma a sevillana y fino se encontraban otras centradas en la música actual y en las copas de un alcohol de mayor graduación.
Se notaba que hay ganas de Feria Real, a pesar de la crisis y de que el primer fin de semana podría haber saciado a los más jartibles. Las ganas de pasarlo bien volvieron a vencer a las economías de cálculo y resta en este final de mes.
Entre los actos de la agenda destacaron ayer la celebración del Día del Hombre en la Peña del Barrio y del Día de la Mujer en la caseta de El Mero. Centrada en otro público más juvenil, la caseta de Acerinox celebró (a tiempo completo y sin cerrar la mitad del día...) una fiesta infantil.
La reina y su corte de honor fueron de las primeras en llegar, ya que a las dos acudieron a la cita que tenían en la caseta El Duende. Allí fueron invitadas a una degustación. Para la segunda dama Rocío Rodríguez Bocanegra, “estamos muy contentas y deseamos que esto no termine. En el primer fin de semana ha habido mucha gente, bastante ambientado. La feria se vive diferente si eres dama, con menos tiempo para los amigos, pero tenemos energía para lo que nos echen”. Mientras, la también integrante de la corte de honor, Silvia González, incidió en que “esperamos aprovechar cada minuto de la feria”.
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