Andalucía

Los chabolistas dejan las casas de las Tres Mil para evitar enfrentamientos

Los chabolistas que huyeron de las Tres Mil Viviendas tras un tiroteo en el que murió un joven de 17 años han vuelto al poblado de chabolas que montaron en las afueras de Sevilla, y lo han hecho para evitar enfrentamientos tras ocupar momentáneamente los pisos en los que vivían antes de huir.

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Los chabolistas que huyeron de las Tres Mil Viviendas tras un tiroteo en el que murió un joven de 17 años han vuelto al poblado de chabolas que montaron en las afueras de Sevilla, y lo han hecho para evitar enfrentamientos tras ocupar momentáneamente los pisos en los que vivían antes de huir.


Personal que trabaja en este conflicto han confirmado a Efe que los chabolistas entraron el domingo en ocho de las 41 viviendas que ocupaban en las Tres Mil tras romper el precinto que colocó la Junta, que ha dado de plazo hasta septiembre para que los que huyeron demuestren que los pisos son suyos.


Sin embargo, y tras la llegada a las inmediaciones de las casas de los familiares del joven que murió el 29 de marzo, que les increparon, decidieron abandonar los inmuebles y regresar al poblado de chabolas, en el que viven desde hace 78 días más de una treintena de familias con 95 menores.


Por este caso de las familias implicadas, de etnia gitana, hay seis detenidos, y las fuentes consultadas por Efe coinciden en señalar que el conflicto es "complicado" porque se aúna el deseo de venganza del joven muerto y por las malas condiciones de vida de las chabolas, más aún por el fuerte calor de estos días.


También se suma a estas circunstancias el hecho de que la mayoría de las viviendas de las Tres Mil en las que vivían antes de huir no son suyas.


Los únicos que están solventando en parte las malas condiciones en las que viven son los escolares, ochenta de los cuales son transportados cada tarde desde el pasado 10 de junio a un colegio público para que sigan recibiendo clases.


Acompañados por nueve monitores, los menores de primaria reciben clases de los 17 profesores que tenían en los tres centros escolares en los que estaban antes de que tuvieran que huir con sus familias, los colegios Andalucía, Jiménez Fernández y Manuel Altolaguirre.


Los menores van hasta el colegio en un transporte especial puesto por la Consejería de Educación, tras lo cual les duchan, reciben clases y finalmente toman una merienda.


Las fuentes consultadas han pedido que no se precise el nombre del colegio público al que son trasladados los menores por motivos de seguridad, y han apuntado que seguirán recibiendo clases hasta que acabe el calendario escolar, a finales de junio.

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