“Algo estaremos haciendo bien cuando el PP nos acusa de ser muleta del PSOE y al mismo tiempo la izquierda dice que somos de derechas”. Juan Marín, el líder de Ciudadanos en Andalucía, suele recurrir a esa paradoja cuando se le interroga sobre el juego de dualidades al que se presta su formación desde que el pasado verano decidió desatascar la investidura de Susana Díaz y convertirse así, de facto, en su aliado esporádico. “Ojo, acuerdo de investidura, no de Gobierno”, recuerdan cuando lo que toca es soltar lastre respecto al Ejecutivo socialista.
Esa bipolaridad en la que parece haberse instalado C’s, a ratos sostén del PSOE pero el resto del tiempo azote por su condición real de oposición, añadió este miércoles un nuevo capítulo a la memoria del primer año de legislatura. La formación de Albert Rivera confirmó que apoyará el tirón de orejas en forma de reprobación que el PP pretende dar al consejero de Justicia, Emilio de Llera, por las polémicas declaraciones en Ondaluz TV, en las que dedicó un duro ataque a jueces y fiscales por su supuesta falta de independencia y llegó a asegurar que si Podemos aumentaba su cosecha de votos el 26J será síntoma de que “la sociedad está enferma”.
La reprobación que votará este jueves el Parlamento, una mancha en el currículum del consejero aunque sin efecto legal alguno, no tiene aún garantizada al 100% el éxito porque IU y Podemos no levantaron ayer sus cartas. Cabe intuir que los últimos, blanco de las críticas, deberían apoyarla, pero el tacticismo político alimenta cualquier sospecha.
Triunfe o no, esa votación ratifica que C’s decidió hace tiempo interpretar su particular baile de la yenca: derecha, luego izquierda, paso adelante y paso atrás. Y todo ello según el viento sople de uno u otro lado. Ese funambulismo descoloca a su electorado: Ciudadanos secundará en la votación sobre De Llera al PP, curiosamente el mismo partido que le acusa desde hace un mes de conspirar con el PSOE para entregarle a éste la Alcaldía de Granada, forjando incluso una estrategia global que desbancaría a los populares de diputaciones y más ayuntamientos de Málaga o Almería.
Con el 26J soplando ya en la nuca, a los de Albert Rivera no les interesa que pese sobre ellos la etiqueta de muleta del PSOE. Quizás por eso intentan escribir a diario un guión genuino, aunque a veces salpicado por mil contradicciones. Un ejemplo: la dura reacción contra el consejero De Llera contrasta con la suavidad con la que se trata (con sonora rectificación incluida) el también consejero Ramírez Arellano, investigado pero del que no se pide la destitución (ojo, se reclamó pero se silenció en horas) porque se le acusa de prevaricación administrativa y no política.
Para todos los gustos
El baile de posiciones fomenta las piruetas. Así, el partido que avaló la investidura de Díaz advierte luego de que ese pacto quedará invalidado si la presidenta emigra a Madrid, algo que solivianta al PSOE. C’s es también el mismo partido que dejó caer por dos veces a los socialistas en votaciones en el Parlamento (las sonoras derrotas sobre la antigüedad de los funcionarios y la integración de los extrabajadores de Faffe en el SAE), pero que les salva in extremis para evitar que Podemos saque adelante su propuesta de Atención Temprana. También se puso alfombra roja a los Presupuestos de la Junta, aunque luego se presiona de forma insistente con el Impuesto de Sucesiones...
“De vez en cuando tienen que demostrar que son oposición, hay que entenderles”, ha dicho en petit comité un peso pesado del PSOE...
La comisión de nunca acabar...
C’s presume de haber impulsado la comisión de investigación sobre los cursos de formación y de solicitar la comparecencia de Díaz, Chaves y Griñán, desenmascarando así a quienes les acusaban de que no se atreverían a dar el paso. El órgano lo preside uno de los suyos, Julio Díaz, pero su actuación le ha granjeado críticas. El resto de la oposición ha llegado a tildarle de prolongación del PSOE por no mostrar firmeza ante la Junta.
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