Javier Fernández, doble campeón del mundo de patinaje artístico, desveló los secretos de su "ejercicio perfecto", con el que sumó su segundo título mundial el pasado día 2 en Boston y en el que "fue clave" el tercer salto, porque "estaba supercansado", apenas cumplido el primer minuto.
"El salto número tres era clave, porque lo estaba fallando en los entrenamientos y en algunas competiciones. Creo que fue un momento muy decisivo, en el que estaba supercansado y era un elemento bastante difícil. Aquí estaba ya diciendo uff...", recordó al revivir en una pantalla gigante los casi cinco minutos de su actuación en el último mundial.
El madrileño explicó que "los tres primeros saltos", dos cuádruples a los 23 y 55 segundos, más un triple axel y un doble tou al minuto y siete segundos, "son muy fuertes" y en ellos "el corazón pasa de cero a cien"
"Empieza a un ritmo muy rápido y te cansas un poquito al principio. En los primeros tres elementos, que son de los más difíciles, podemos ya ver más o menos cómo va a ir el programa. El segundo cuádruple ya es un momento complicado. El primero es prácticamente fácil, pero dos saltos, uno detrás de otro, es más difícil y a nivel de puntos es muchísimo mayor", explicó.
Con afán didáctico y las gafas que a veces utiliza fuera de la pista de hielo, Fernández indicó que tras ese momento podía llegar a una especie de "descanso", después de "una serie de pasos y una pirueta".
En ese tramo es necesario que "aguanten las piernas", contó, antes de llegar a la segunda parte del programa. "La primera parte es muy cortita. La segunda es más larga pero un poco más fácil", dijo.
Como elemento esencial de sus actuaciones Javier Fernández también se refirió a la música, que en Boston fue una composición en torno al tema "Luck be a lady" de la película de Joseph Mankiewicz interpretada por Marlon Brando y Frank Sinatra, a los que emuló con soltura sobre el hielo.
"La elegimos entre los entrenadores, los coreógrafos y nosotros. La música se sigue en todo momento, intentando que cada movimiento que haces esté en el tono y a su ritmo", relató
Fernández recordó también que "después del último cuádruple", hacia los dos minutos y medio, fue cuando pudo decir que quedaba lo más sencillo, "aunque en cualquier momento también se puede fallar".
"Luego en el salto número cinco, en el segundo triple axel, es el momento en el que estoy muerto y digo 'madre mía'... Y después mientras voy alrededor de la pista ya estaba diciendo venga Javi empuja más velocidad. La velocidad con los saltos es complicado, pero luego la última parte del programa es diversión", rememoró.
El doble campeón del mundo y cuatro veces consecutivas campeón de Europa -2013, 2014, 2015 y 2016-, indicó que los últimos minutos del ejercicio se pudo dedicar "a disfrutar" y a hacer que la gente disfrutara, aunque no tenía la seguridad de haber ganado el mundial.
"Campeón no sabía, porque los dos últimos saltos son complicados aunque prácticamente nunca los fallo. En ese momento estaba diciendo voy a disfrutar y que la gente disfrute. Cuando estás relajado y un poco suelto intentas jugar. También los jueces tienen que ver que no estás cansado, que te lo estás pasando bien y eso es importante para una persona que está poniendo puntos", reconoció.
Convertido en imagen de un equipo en el que también trabajan "un coreógrafo, otros dos entrenadores además del principal, un diseñador de trajes que elabora un boceto después de recibir la música, un modisto o modista y el creador de la música, que junta partes distintas para que no haya altibajos ni fallos", Javier Fernández tuvo en Boston la sensación de haber cumplido su reto.
"El que me había puesto a mí mismo y sabía que era muy complicado. El japonés me sacaba 10-12 puntos en el programa corto y me había propuesto hacer mi programa perfecto, el mejor de mi vida y sin ningún fallo. En ese momento no sabía cómo había patinado él, no sabía si iba a quedar primero o no, pero estaba muy contento", concluyó.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es