Arcos

Arnaldo Otegi

"El drama de la ETA no hay que explicárselo ni a los españolitos más pequeños: un grupo armado que en nombre de unos supuestos derechos históricos, se dedicó durante cincuenta años a practicar el terrorismo y asesinar a todo el que, según su criterio, no fuera lo suficientemente euskaldún"

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Me lo temía: ha salido de la cárcel después de cumplir una condena por pertenencia a ETA, y en toda Euskadi ha sido recibido como un héroe, con profusión de banderas vascas y discursos laudatorios. Le han llamado de todo, desde hombre de paz a Mandela vasco. Incluso guapo le gritó una vecina de Elgóibar, su pueblo natal.

El drama de la ETA no hay que explicárselo ni a los españolitos más pequeños: un grupo armado que en nombre de unos supuestos derechos históricos, se dedicó durante cincuenta años a practicar el terrorismo y asesinar a todo el que, según su criterio, no fuera lo suficientemente euskaldún. Y todo ello apoyado por una minoritaria pero ruidosa y entusiasta parte del pueblo vasco, que agrupado en Herri Batasuna o nombradías semejantes hacía oídos sordos a los disparos y a las bombas. Y de paso, y esto es peor, hacía oídos sordos al dolor de las víctimas.

Dicen que Otegi ha sido un hombre que ha trabajado para conseguir que ETA renunciase al terrorismo. Si es así me alegro, pero eso no le quita su pasado de silencio, de alborozado silencio y aprovechamiento político de los asesinatos. Batasuna, o sus marcas precedentes o posteriores, estuvieron durante decenios subordinados a la ETA, apoyándola, justificándola, alabándola.
Por eso me da tanta pena que esa parte nada desdeñable de vascos, con este recibimiento al ya ex preso Otegi, demuestre que no tiene ninguna intención de reconocer su cobarde e interesado silencio ante el dolor de las víctimas. Y pena da también que Otegi, después de algunos años en prisión, haya salido de la cárcel con la cara levantada y el puño cerrado, como si no tuviera nada de qué avergonzarse. Cuánto mejor que lo hubiera hecho con contrición, pidiendo perdón a todos los que han sufrido la actividad etarra en sus propias carnes o en su propio corazón.


Sí. Es verdad. Ha dicho que a veces no pensaron en el dolor de los demás, etcétera. Pero echa uno de menos a alguien que de una vez lo diga claro: “ETA mataba y nosotros nos alegrábamos mucho. Estamos arrepentidos y queremos pagarlo. Y lo primero que vamos a hacer es reparar en lo posible todo el daño causado.” Hasta que Otegi no diga eso no hay que darle mucha credibilidad, sino pensar que todos sus movimientos son tácticas políticas.

Y luego la capa de héroe, de Mandela vasco, que le han dado al excarcelado. Héroes los Guardias Civiles que caían un día sí y otro también; héroes los Concejales constitucionalistas, que eran asesinados a veces “gracias” al chivatazo de sus compañeros de Corporación. Héroes los escritores, profesores, ciudadanos, que se negaron a aceptar el chantaje y no abjuraron de su condición de vascos y españoles. Héroes las víctimas, su abierto y sagrado corazón.

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