Indignados, impotentes y, sobre todo, discriminados. Así se siente el alumnado del CEPER Victoria Alba después de estar a punto de agotar todos los cartuchos burocráticos para pedir a la Delegación territorial de Educación de la Junta que les envíe al profesor que llevan reclamando desde que empezó el curso. Desde entonces, como aseguran desde la comisión de delegación del alumnado, todo han sido largas, aún tratándose de un docente de la plantilla para el funcionamiento normal del centro, puesto que su reivindicación no es por “sobredotación” ni para dar clases de apoyo, refuerzo, talleres o similares.
Lo último que les queda es que el titular de Educación de la Junta en Cádiz, Juan Luis Belizón, les reciba para exponerle una problemática que puede tirar por tierra el prestigio y los buenos resultados cosechados hasta ahora por los alumnos en las pruebas de acceso a a grados de ciclo formativo o graduado en ESO. ¿Por qué?Pues por la carencia de horas que acumulan los estudiantes y la sobrecarga de trabajo y la frustración que sufren los profesores que están intentando sobrellevar como pueden la falta del compañero. Pese a ello, es inevitable que se estén produciendo unas situaciones contraproducentes y propias de otra época, que no de la actual.
Como denunciaron ayer, en la actualidad al centro de adultos no le ha quedado otro remedio que reagrupar a los alumnos de las dos clases para la obtención del graduado en ESO, de manera que un solo profesor se ocupa de atender a 54 personas en una misma aula, lo que imposibilita la atención “individualizada” que requiere el colectivo “más frágil” de las enseñanzas regladas. El mismo que apuesta por formarse en una época más tardía de su vida para encontrar una salida en el mercado laboral. A ello hay que sumar que las clases de preparación para las pruebas de acceso a la universidad para mayores de 25 y 45 años y de acceso a grados de ciclos formativos han comenzado hace apenas 15 días, y la falta de este profesor les obliga a dar una hora cada dos semanas de las asignaturas específicas. Unas circunstancias que pueden acabar aburriendo a los alumnos, sin contar con que ya van con retraso respecto a otros centros a la hora de prepararse.
“Ya tenemos un trimestre perdido solo estamos pidiendo un profesor, ¿qué pasa que por ser un centro de adultos aquí la educación es de segunda o tercera clase?No está dentro de la edad obligatoria pero no por ello es menos necesaria”, apostilla Engracia Santos en representación de los afectados, que no están dispuestos a seguir en esta situación sin hacer ruido y movilizarse si no les dejan otra opción.
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