La sombra de un preconcurso de acreedores sobrevuela, una vez más, la sede de Abengoa en Palmas Altas (Sevilla). El grupo industrial vasco Gestamp ha filtrado a algunos medios de comunicación nacionales que ha decidido no formalizar su inversión de 350 millones para tomar el 28% del capital de Abengoa, un acuerdo de bases que ambas empresas habían anunciado hace 17 días a la bolsa española.
El motivo: la banca acreedora de Abengoa se niega a aportar entre 1.000 y 1.500 millones en financiación adicional. Y rechaza también ampliar al año 2017 el plan de venta de activos de 1.200 millones. Si esas condiciones se aceptaran, el grupo podría replantearse la operación.
Sin embargo, y según fuentes cercanas a la empresa andaluza, Abengoa prepara un comunicado a la CNMV y la SEC (los reguladores bursátiles de España y EEUU, donde cotizan sus acciones) para explicar que mantiene sus planes de realizar una ampliación de capital. Este comunicado se publicará en unas horas, según ha comunicado hoy martes internamente la cúpula de Abengoa a sus directivos. La empresa no respondió a las preguntas de este medio.
Tras anunciarlo en agosto, Abengoa pactó en septiembre con sus tres bancos acreedores clave -Santander, HSBC y Crédit Agricole- una inyección de capital de 650 millones, de los que 120 millones (finalmente reducidos a unos 80 millones) los aportarían las familias andaluzas propietarias actualmente del 57% del capital. A cambio, Felipe Benjumea se vio obligado a abandonar la presidencia ejecutiva que ocupaba desde hace 25 años y la empresa se comprometía a ampliar su plan de venta de activos a esos 1.200 millones a lo largo de 2016. Esto equivale a tener que vender rápido, y por tanto barato, casi un desguace acelerado del grupo.
Caballero blanco
Por ello, Benjumea (que ha seguido dirigiendo la empresa en la sombra desde que dejó el cargo el 23 de septiembre) pactó con los hermanos Jon y Francisco Riberas (dueños de Gestamp) que fuera este grupo industrial quien capitalizara Abengoa, y no la banca. La compañía vasca se convertía así en lo que se denomina un caballero blanco, un salvador para la empresa. Para ello, Gestamp pidió las dos condiciones básicas citadas: un paquete de apoyo financiero potente y más tiempo para vender.
En medio de estas negociaciones, Abengoa comunicó sus resultados de los nueve primeros meses del año, en los que anunció unas pérdidas netas de 194 millones de euros. Lo atribuyó a la devaluación de su participación en la filial Yield, que cotiza en el índice Nasdaq de EEUU.
La obtención de fondos por esos 650 millones es fundamental para que la empresa pueda seguir operando, y la propia Deloitte, en la auditoría parcial de esos resultados hasta septiembre, ya advirtió de que los problemas de financiación de Abengoa generaban “dudas significativas” sobre la capacidad de la empresa para continuar en funcionamiento.
De hecho, Abengoa ha congelado sus pagos a proveedores tras cerrar la banca la mayoría de sus líneas de liquidez para circulante. La deuda total de Abengoa era de 8.903 millones a cierre de septiembre, pero la exposición total de los bancos a la compañía ronda los 20.000 millones de euros.
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