La colección Autores en el Centro, vinculada al Centro Dramático Nacional, sigue sumando nuevos títulos. Desde que diera ala luz su primer volumen, “Anatomía” de Eugenio Amaya, son ya más de una veintena los dramaturgos que han visto editados sus textos. A “Doña Perfecta”, de Benito Pérez Galdós, “Amantes”, de Álvaro del Amo, “El viaje a ninguna parte” de Fernando Fernán Gómez, “El arte de la entrevista” de Juan Mayorga, “Los Máchez”, de Juan Cavestany…, se han unido dos recientes publicaciones: “Salvator Rosa o el artista”, de Francisco Nieva, y “La pechuga de la sardina”, de Lauro Olmo.
La versatilidad y buen hacer de Francisco Nieva (Valdepeñas, 1924), es de sobra conocida. Este narrador, director de escena y académico de la RAE, tiene en su haber reconocimientos tales como el Nacional de Teatro, el Nacional de Literatura Dramática, el Valle-Inclán, el Príncipe de Asturias de las Letras, entre otros.
“Salvator Rosa o el artista”, es, en palabras del propio autor manchego, “la comedia más ambiciosa, de fondo y forma que he escrito jamás (…) Es una declaración de principios: el derecho de los artistas para cambiar la vida y estimular el conocimiento, la imaginación y la fantasía de los hombres. Salvator Rosa es una sátira del poder, que aliena y fagocita a la minoría política en funciones”. Sin duda, el lector-espectador se enfrenta a una trama plena de vigencia, que aun situada en el Nápoles de 1640 -cuando el virrey de España, Duque de Arcos, inflama al pueblo con incesantes impuestos-, puede encontrar concomitancias con aspectos del entorno político, social y económico actual.
Una obra que, como bien apunta Martín-Miguel Rubio Esteban en su prólogo, “bordea a menudo los abismos del poder como locura, y nos estremece con las implicaciones morales de sus simas insondables”, y que plantea, desde su escenario histórico, el anhelo del artista por convertir su inconformismo en empeño revolucionario.
Poeta, novelista y narrador, Lauro Olmo (Ourense, 1921 - Madrid, 1994), está considerado como uno delos máximos representantes del llamado Realismo Social. Premiado con el Nacional de Teatro, Valle Inclán, el Fastenrath y Álvarez Quintero de la Real Academia, su corpus teatral despuntó de manera brillante en la escena en los años previos y posteriores a la España democrática.
“En esta obra he procurado que la fuerza de las situaciones dramáticas surja de los contrastes y que el ritmo de éstos, lento en los interiores o rápido en la calle según las exigencias del drama, vaya creando el gran personaje que condiciona todo lo demás. Ese personaje es el ambiente: un ambiente que adquiere un poder asfixiante, desvitalizador”, confesaba tiempo atrás el autor gallego.
Esta “pechuga de la sardina” retrata a un conjunto de mujeres que busca cómo definirse en una época en la que sus derechos no eran sino reflejo de la desigualdad y la falta de oportunidades. Entre las paredes de una casa familiar viven y conviven los deseos, las frustraciones y las dichas y desdichas de una época compleja y nada solidaria, cuyos reflejos y consecuencias se convierten, al cabo, en protagonistas de un excelente drama.
Al cuidado de la ediciones de esta sugestiva colección teatral, está la mano sabia y experta de Vicente Alberto Serrano, que cuida con esmero el diseño y maquetación de la misma.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es