Sevilla

Condenado un policía local jubilado por abusar de una menor

La juez de lo Penal número 8 de Sevilla ha condenado a dos años de cárcel a un policía local jubilado por abusar sexualmente de una menor de 12 años de edad a la que "embaucó" a cambio de regalos como una guitarra, unos pendientes, un collar o dinero

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La juez de lo Penal número 8 de Sevilla ha condenado a dos años de cárcel a un policía local jubilado por abusar sexualmente de una menor de 12 años de edad a la que "embaucó" a cambio de regalos como una guitarra, unos pendientes, un collar o dinero.

   En la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, la juez condena a A.B.C. por un delito de abusos sexuales a dos años de prisión, la prohibición de aproximarse a la víctima a menos de 300 metros durante tres años y al pago de una indemnización de 3.000 euros a la menor, que ha estado representada por María Trancoso Gallo, abogada penalista del despacho Burear Abogados y Economistas.

   La juez considera probado que los hechos tuvieron lugar sobre los meses de febrero de 2010 hasta abril de 2011, cuando la menor frecuentaba "casi a diario" la vivienda del acusado en Sevilla capital para jugar con el nieto del imputado, momentos que éste aprovechaba para interesarse por asuntos personales de la víctima tales como si tenía novio y si ya tenía la menstruación.


   De este modo, y "para embaucar" a la menor, le llegó a regalar una guitarra, unos pendientes y un collar, mientras que también le daba uno o dos euros "con cierta frecuencia", según la sentencia consultada por Europa Press.

   Además, y cuando se cruzaban por el pasillo o se quedaban a solas un momento, el acusado intentaba tocarle los pechos o las nalgas, consiguiéndolo en algunas ocasiones, a lo que se suma que intentó tocarle los genitales, aunque desistió de ello ante la oposición de la niña.

   En una ocasión, cuando ambos se encontraban en una peña sevillista, el imputado le propuso ir juntos a una vivienda de su hija que se encontraba deshabitada a fin de "pasarlo bien juntos", como ya había hecho, según le comentó, con otra niña de la barriada del Zodiaco.

   Como consecuencia de estos hechos, la menor sufrió cierto nerviosismo, angustia y ansiedad, habiendo sido sometida a tratamiento por ello.

EL ACUSADO NEGÓ LOS HECHOS

   En el juicio, el acusado negó los hechos y solo reconoció que conocía a la menor porque vivían en el mismo barrio y que iba a su casa con frecuencia a jugar con su nieto, negando asimismo haberle dado dinero, ya que sólo le dio algún euro de vez en cuando para chucherías.

   Además, admitió que le regaló una guitarra, a instancias de su mujer y con el consentimiento de los padres de la niña, pero negó que intentara obtener favores sexuales ganándosela con el dinero o los regalos que le daba, así como que la rozara o tocara en alguna ocasión.

   De igual modo, declaró que la niña le pidió dinero en varias ocasiones, a lo que él se negó.

LA TRATABA COMO A UNA NIETA MÁS

   Frente a ello, la víctima aseguró que el acusado aprovechaba algunos momentos en los que se quedaban solos y le tocaba el pecho o las nalgas, manifestando que lo intentó en repetidas ocasiones pero tan solo lo consiguió en alguna de ellas, así como que le daba uno o dos euros diarios a pesar de que ella nunca le pidió dinero.

   La chica también relató que el acusado era una persona amable y que le decía muchos piropos, tratándola como una nieta más.

   La juez tiene en cuenta que la menor ha sido "persistente" en su relato de los hechos, ofreciendo la misma versión de los mismos en las diversas declaraciones prestadas, tanto en su denuncia como en la instrucción de la causa y en el juicio, donde prestó declaración "de forma coherente y detallada" y sin incurrir en contradicciones, olvidos, titubeos o repeticiones.

NO HAY FABULACIÓN

   Además, el testimonio de la menor está corroborado por el psicólogo del colegio donde estuvo internada, quien declaró que la menor acudía con dinero --dos o tres euros diarios-- y que el ambiente familiar era complicado, "con ausencia de normas, presentando un trastorno general del desarrollo", otorgando veracidad al testimonio de la chica al haberlo mantenido intacto a lo largo del tiempo y no haberlo "propagado a los cuatro vientos".

   De su lado, la psicóloga del Equipo de Evaluación e Investigación de Casos de Abuso Sexual (Eicas) concluyó que, en el caso de la menor, "no es posible la fabulación" al tener "pocos recursos intelectuales".

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